
Que no, chaval,
que católico no casa
con liberal.
Es como cuadrar
el círculo
o como echar
cianuro al agua bendita.
¡Quita, quita!
Severos papas con severas
palabras lo sentenciaron:
el liberalismo es pecado
y trampa mortal.
Un querer dar el pego,
so capa de libertad,
poniendo el propio ego
en lugar de Dios en el altar.
¡Sucio juego!
Y no me vengas con rollos
de tal gurú o tal escuela
que por menos liberal
se salva de la condena.
No, chaval:
si es liberal está mal,
pues la moral la vulnera.
Podrás engañar y embaucar
a pobres gentes ingenuas
o con diarrea mental,
pero a Quien te habrá de juzgar
tus sofismas no le cuelas.
¡Gran problema!
Andrés García-Carro