
La Sábana Santa que se resguarda en la Catedral de Turín en Italia y que es copropiedad de la familia Saboya y de la Iglesia, es un lienzo de lino que contiene la imagen de lo que podríamos describir como la prueba forense de la flagelación, crucifixión, muerte de Jesús y de su resurrección, ya que la imagen que quedo ahí impresa se formó por una intensa radiación.
Siempre fue un lienzo venerado como la verdadera mortaja de Cristo y no causó mayor revuelo hasta que a finales del siglo XIX el fotógrafo italiano Secondo Pía pidió autorización para fotografiar el lienzo y la sorpresa fue mayúscula cuando reveló los negativos, ya que en ellos se veía perfectamente lo que se había mantenido oculto a los ojos de la gente durante casi 1900 años, es decir, que gracias al descubrimiento e invento de la fotografía, la Sábana de Turín mostraba una parte de sus secretos que siempre habían estado ahí a la vista de todos pero que nosotros no teníamos la tecnología suficiente para verlos.
A partir de ese descubrimiento se desató una polémica que continua hasta nuestros días, entre quienes estamos convencidos, por las pruebas científicas que lo respaldan, que el lienzo de Turín es auténtico y que fue la mortaja usada por Cristo y encontrada por los discípulos en la tumba vacía después de la resurrección y por otra parte los que han inventado mil y un formas para tratar de demostrar que es falsa y que es una creación medieval, hecha si fuera el caso, por el mayor genio de toda la historia ya que ni siquiera el mismo Leonardo da Vinci hubiera sido capaz de reproducirla.
La Sábana Santa es un documento que esperó pacientemente durante casi dos mil años, para que tuviéramos los instrumentos necesarios para confirmar en nuestro lenguaje escéptico y desconfiado del siglo XX y XXI -y que duda de todo lo sobre natural-, que lo que narran los evangelios son hechos históricos y no leyendas o fantasía.
A partir de la publicación de los negativos tomados por Pía quedó en claro que la Sábana Santa tenía mucho que decirnos, pero no sabíamos cómo leer ese código escondido, hasta que los adelantos científicos generados por la carrera espacial proveyeron de instrumentos capaces de ir desentrañando el misterio del lienzo mortuorio de Cristo.
En 1978 se formó una comisión de estudio que reunió a los mayores expertos del mundo, encabezados por científicos de la NASA, que durante unos días tuvieron acceso irrestricto al lienzo, para realizarle toda clase de pruebas y comprobar de una vez por todas, la autenticidad de la reliquia. Hay que destacar que en Europa la primera referencia escrita que se tenga sobre la Sábana Santa, data de aproximadamente 1240, seguramente la época en la que la Sábana llegó al viejo continente proveniente de Constantinopla o del Medio Oriente.
Muchos de los que han invertido tiempo y esfuerzo en tratar de demostrar la falsedad de la Sábana Santa se apoyan en este dato documental, para darla como fecha de creación de esta falsificación, sin embargo existen cientos de pruebas que demuestran que desde el siglo 1 se conocía la imagen de la Sábana y que era lo suficientemente nítida como para ser copiado el rostro y ciertas características y de ellos hay abundantes pruebas en monedas, y principalmente en íconos, y pinturas de los primeros siglos posteriores a la vida de Jesús que copian y reproducen en los más mínimos detalles la imagen del rostro que se ve en la Sábana Santa, así que si no existía ¿cómo pudo servir de modelo a pinturas e imágenes que fueron hechas mil años antes de que oficialmente se documentara su existencia?
El equipo de expertos y científicos reunidos en 1978 en Turín, la mayoría de los cuales eran ateos o agnósticos, practicaron a la Sábana Santa la mayor cantidad de estudios que se hayan practicado a cualquier objeto de la historia, con los aparatos más adelantados de la época, se estudió meticulosamente cada aspecto del manto, el cual fue aportando pruebas que dejaron pasmados a los expertos, muchos de los cuales tuvieron una profunda experiencia religiosa que los llevó a la conversión después de su encuentro con el lienzo mortuorio.
Entre las decenas de pruebas que se le hicieron, destacan por ejemplo la del polen, la cual dio como resultado en el análisis con microscopio que la Sábana contenía partículas de polen, de plantas que sólo existen en la región de Jerusalén y que florecen en los meses de abril y mayo, considerando que la Sábana Santa se encuentra resguardada en Turín, desde aproximadamente el 1300 y que nunca ha salido de ahí, desde entonces, eso significa que el polen que se contiene en la Sábana debió haberse pegado a la tela antes de esa fecha lo cual nos da el primer indicio de que tuvo una historia previa al siglo XIII.
Otra prueba que sólo se pudo descubrir con los más sensibles instrumentos de medición, fue la que arrojó imágenes que se encuentran en la Sábana Santa que no están a simple vista. Sobre los ojos del cuerpo que se grabó en la tela se encuentran dos monedas que se le colocaron al cadáver para que mantuviera los ojos cerrados, las monedas son leptones romanos de la época de Poncio Pilato y que sólo estuvieron en circulación durante tres años, mientras duró el gobierno de Poncio en Judea, esto fue alrededor del año 30-35 de nuestra era.
Es virtualmente imposible pensar que un falsificador medieval se iba a tomar la molestia de incluir un par de monedas de más de mil años de antigüedad de su época para que al final de cuentas nunca se advirtiera en la imagen que se aprecia a simple vista.
Otro detalle es que el tejido corresponde perfectamente con el usado en la época, pero no era el mismo que se usaba en la edad media, por lo que su misma fabricación es otra prueba de autenticidad.
Hay gran cantidad de pruebas más pero no vamos a detenernos en ellas, aunque cada una en sí es una comprobación fascinante, más bien enfoquémonos en dos aspectos; uno es todo lo que se ha tratado de hacer por desacreditar y falsear la información que rodea a la Sábana, hay cientos de “expertos” que han luchado denodadamente por demostrar la falsedad de la Sábana y obedecen a ciertos intereses que los patrocinan y que buscan negar lo irrefutable: La verdad que nos muestra la Sábana, la cual nos habla en el lenguaje que hemos evitado, pero que ahora de forma retadora nos sale al paso a decir: “Aquí estoy, convéncete”.
La Sábana Santa sin duda aún guarda muchos secretos que iremos desvelando hasta que tengamos la capacidad tecnológica de descubrirlos, tal vez incluso esté aun guardado el estallido sonoro producido por la descarga energética que se produjo en el momento de la resurrección y que formó la imagen, eso solo lo sabremos si algún día logramos descubrirlo.
La prueba que más se ha usado para demostrar la supuesta antigüedad de la Sábana, fue el famoso carbono 14 que usualmente se utiliza para datar piezas que tengan restos orgánicos, la fecha que arrojó la prueba del carbono coincide con la aparición de la Sábana en Europa a finales de 1200 y principios de 1300.
Tres laboratorios fueron los encargados de desacreditar la reliquia, uno norteamericano, otro inglés y un tercero suizo, exactamente los mejores representantes del protestantismo, calvinismo y anglicanismo que buscan además de su hegemonía en el terreno económico e ideológico destruir a su más odiado rival que es la Iglesia Católica.
Así que los laboratorios que representaron estos intereses, obviamente iban a presentar a como diera lugar el resultado que los favoreciera y desgraciadamente la Iglesia aceptó sumisamente el veredicto y no tuvo el coraje, como no lo ha tenido para muchas otras cosas, de defender la reliquia más importante del cristianismo y del mundo.
Ya muchos expertos en todo el mundo han tomado la defensa de la Sábana Santa que la Iglesia por no comprometerse ha dejado pasar, y han demostrado clara y contundentemente el fraude operado con los resultados del carbono 14.
Pero los enemigos de la verdad y de la Sábana Santa no descansan, porque el mal no descansa y cada año, al igual que en el caso de los documentales fraudulentos, en este caso también cada año, expertos, científicos o arqueólogos generalmente angloamericanos o judíos son los encargados de mostrar pruebas de la falsedad de la Sábana o de cualquier otra cosa que documente históricamente la vida de Cristo.
Y como ejemplo de la temporada 2014, tenemos el anuncio que acaban de hacer apenas hace unas semanas algunos arqueólogos judíos que trabajan en la zona de Jerusalén, donde una vez más, dicen tener las pruebas contundentes de que la Sábana Santa es falsa y este grupo de arqueólogos lo encabeza Shimon Gibson que siempre tiene micrófono abierto en los documentales de Discovery Cannel y de Nat Geo, porque siempre es hostil al cristianismo.
Este equipo de arqueólogos halló en una tumba de Jerusalén los fragmentos de un sudario de la época de Jesús que según ellos plantea serias dudas sobre la autenticidad del famoso Sudario de Turín.
Los investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén y de instituciones en Canadá y Estados Unidos anunciaron que la mortaja recién descubierta es muy diferente del sudario que se conserva en la catedral de Turín, informó el periódico inglés The Daily Mail. El lienzo fue encontrado en una tumba que se ubica dentro de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
Además de ser lo suficientemente antiguo, el sudario está tejido con una técnica más simple y acorde al tiempo de Jesús, mientras que según ellos el Sudario de Turín fue hecho con un método que habría sido desarrollado mil años después de Cristo lo cual es falso como ha sido demostrado ampliamente por muchos estudios arqueológicos desde hace décadas como mencionamos antes.
Otra particularidad del nuevo hallazgo es que está formado por capas de tejido superpuestas más un retazo para la cabeza, mientras que el sudario considerado como verdadero es un sólo trozo de tela. Según el jefe del equipo arqueológico, Shimon Gibson, el famoso Sudario de Turín no se corresponde con las descripciones de las ceremonias funerales de Palestina del siglo I. “Las diferentes capas de tejido para cubrir la cabeza y el cuerpo fueron la práctica común”, explica el investigador.
La capa separada para la cabeza tuvo bastante significación: “cuando se preparaban para enterrar a alguien, ponían esa capa sobre la cara del cadáver para que el hombre que no había muerto realmente y sólo había perdido el sentido, al recobrarse pudiese soplar el tejido y llamar pidiendo ayuda”, continúa Gibson.
Los investigadores que examinaban los restos de un hombre cubiertos por el tejido opinan que se trataba de un sacerdote judío o un miembro de la aristocracia que murió de lepra, una enfermedad bastante difundida en la antigüedad. Supuestamente, la cripta se cerró herméticamente por esa razón, para evitar la contaminación. La tumba forma parte de un cementerio llamado Campo de Sangre, donde se suicidó Judas Iscariote.
Sin embargo lo que omiten tramposamente los arqueólogos judíos es que a Jesús también le colocaron un paño separado para la cabeza, que es el que se encuentra en la catedral española de Oviedo y que contiene manchas de sangre que corresponden morfológicamente con las manchas del rostro de la Sábana Santa, esto significa que ambos lienzos en algún momento estuvieron juntos cubriendo el mismo rostro y absorbiendo sangre de las mismas heridas y aquí hay que detenernos en un detalle de lo más relevante, el sudario de Oviedo se encuentra en la catedral española desde el año 800 y no ha salido de ahí, ni la de Turín ha estado jamás en Oviedo, es decir que al haber estado juntas la Sábana Santa y el sudario de Oviedo no pudo haber sido hecha la Sindone de Turín a finales de 1200 como quisieron demostrar las pruebas del carbono 14.
Por último veamos lo que realmente nos dice la Sábana Santa como el quinto Evangelio que es y que está reservado para poderlo leer con los ojos desconfiados del siglo XX y XXI.
Nos dice, que envolvió el cuerpo de un hombre plenamente humano, es decir, que Jesús además de Dios fue, como dicen los otros cuatro evangelios, verdadero hombre, que para ser hombre tuvo que nacer, lo cual también viene consignado en el Evangelio escrito.
Que era un hombre fuerte y atlético acostumbrado al trabajo físico, lo cual también confirma lo que sabemos de Jesús que trabajó en el taller como obrero de la carpintería junto a su padre José y que después emprendió largas caminatas y jornadas extenuantes de trabajo evangelizador a lo largo de todas las ciudades de la región.
También nos dice la Sábana Santa que el hombre de la imagen tenía el pelo largo lo cual solo le era permitido a los hombres primogénitos descendientes de la casa de David y que eran ofrecidos para el servicio de Dios.
Nos muestra a un hombre de entre 30 y 40 años lo cual también se confirma en el Evangelio, además nos muestra detalladamente todo el suplicio de la pasión en la que se ve a detalle los instrumentos de martirio que se utilizaron contra Jesús, las tres clases de instrumentos con las que fue azotado.
Se ve igual que se le colocó una corona o casco de espinas sobre la cabeza, lo cual provocó profundas heridas, que también describe el Evangelio, fue golpeado en el rostro como narran los Evangelios y le faltan trozos de la barba lo cual también es mencionado en el Evangelio, cuando dice que lo abofeteaban los soldados, se burlaban de él y le jalaban la barba.
También muestra la Sábana Santa que ese hombre llevó un gran peso, que le acabó de lacerar los hombros y que cayó de rodillas haciéndose profundas heridas que prácticamente llegaron al hueso.
Nos muestra también al igual que en el Evangelio, que fue crucificado con clavos en manos y pies y que recibió una lanzada en el costado, de la cual brotó sangre y agua y esa sangre y agua también quedó marcada en la Sábana Santa finalmente no dice que sobre la cruz se colocó el letrero de Jesús nazareno rey de los judíos, el cual por increíble que parezca también aparece en la Sábana Santa y quedaron marcadas las letras en la Sábana.
Finalmente nos muestra la Sábana, al igual que el Evangelio, que el hombre que estaba envuelto en ella, estaba verdaderamente muerto y que de ese estado regresó a la vida emitiendo una gran energía, que fue la que causó la impresión del cuerpo en la Sábana.
Este quinto Evangelio nos muestra lo mismo que los otros cuatro, pero sin matices, sin poesía, crudamente, como nos hemos acostumbrado a ver las cosas actualmente, de forma gráfica e impactante esa Sábana que envolvió a Cristo, está ahí a la vista, para quien se atreva a voltear a ver en ella cada uno su rostro, nuestro propio rostro desfigurado por el pecado, muerto e inerte pero con la esperanza de volver lleno de energía a la vida.
El Evangelio escrito o gráfico nos dan esa oportunidad: la de empezar a vivir realmente conociendo la verdad y adhiriéndonos a ella, recibiendo la iluminación de la conciencia y siendo con ello liberados de la esclavitud de la mentira y del mal.
Hola, recomiendo:
https://adelantelafe.com/reflexiones-sobre-la-sabana-santa/
Saludos