
Una cáscara vacía,
un cuchillo sin hoja,
una playa sin mar…
Una joya de hojalata,
una guitarra sin cuerdas,
un amagar y no dar…
Cartón-piedra,
círculo cuadrado,
carencia de sal…
Un abrigo que no abriga,
un candil que no ilumina,
un subterfugio del mal…
Una cagada inodora,
un chiste sin gracia,
un dulce veneno letal…
¿Lo habéis adivinado?
En efecto, es el llamado
catolicismo liberal.
Andrés García-Carro