
Al fin de 1696, se hallaba grave el obispo de Quito. Para que intercediera en su curación, trajeron en procesión la imagen de “Nuestra Señora” desde Guápulo.
En la tarde del 30 de diciembre sobre las 4:45 de la tarde, al finalizar la segunda decena del rosario, se hizo la señal para entonar el “Gloria Patri”, en ese momento, se vio claramente en el cielo, una figura formada por nubes, de gran tamaño, todos vieron nítidamente sobre los aires, la figura de María Santísima.
A raíz del suceso, el obispo de Quito, que falleció en mayo de 1702, recobró inopinadamente la salud; autorizando el culto a la virgen bajo la advocación de: “Nuestra Señora de la Nube”
La Virgen de la Nube está fuertemente asociada al Señor de los Milagros, devoción popular peruana, que da lugar a la procesión religiosa más multitudinaria en todo el mundo.
Y hoy como ayer, digamos como San Bernardo:
“en los peligros, en las angustias, en las dudas, piensa en María, invoca a María. Que su nombre nunca se aparte de tus labios, jamás abandone tu corazón…”
María se presenta como una Reina, su cabeza va coronada, su rostro refleja serenidad y belleza, su precioso Hijo en el brazo izquierdo dando la bendición le da una actitud solemne.
En la diestra porta el cetro y la Azucena que representa su pureza, el olivo que simboliza su fruto, símbolo de su vinculación con Israel.
Lo agitado de su fina mantilla y la capa que la cubre y recoge en su brazo, le da la sensación debe movimiento que reproduce de manera precisa el momento del suceso.
A sus pies, se encuentra en posición orante el Obispo favorecido, de su mano, D. Sancho de Andrade y Figueroa. Sobre el terreno se observa una pequeña iglesia.
No posee pocas alhajas esta Imagen, la cual se engalana para sus salidas procesionales.
Su cabeza está rodeada de 12 estrellas, y le sirve de pedestal, la luna, es decir, el triunfo de María sobre el Islam. Su Hijo también va engalanado.
En el santuario de los padres franciscanos en Azogues se venera la Virgen de la Nube.
Cada año, miles de fieles de Ecuador y Perú, peregrinan para rezar por los familiares que han emigrado, y celebrar su reconciliación y hermandad en el santuario de la Virgen de la Nube, en la ciudad de Azogues. A los costados del santuario, centenares de placas agradecen a la Virgen por diversos favores, y las fotografías de los familiares que partieron forman una especie de altar lateral.
HIMNO OFICIAL A NUESTRA SEÑORA DE LA NUBE (P. Julio María Matovelle)
CORO
¡Ven, Reina del Cielo Ven Nube de Dios; Reina en este suelo, Reina del amor!
ESTROFAS
Columna de incienso, Tremula te asomas, Derramando aromas, Que hechizan a Dios;
De puro holocausto, Perfumes exhalas,
Y llevan tus alas,
Ecos de oración.
Paloma del arca.
Vuela fugitiva, Mostrando la oliva
De paz y de amor;
La peste y la guerra, Nuncios de muerte,
Se alejan al verte.
Cual sombras, al sol.
Ven, candida nube, Ven, mística Rosa, Ven Madre amorosa;
Ven, Reina de Amor
Reina en esta tierra
Reina en nuestros mares
Tuyo es cuanto hallares,
Tuyo, el ECUADOR.
Ven, Nube argentada, Danos tu rocío,
Y en medio el estío, Cúbrenos del sol;
Tus alas ostenten Siempre el iris gayo,
Y alejen del rayo,
La rugiente voz!
Ven Conquistadora
Del nuevo hemisferio
Con la cruz tu imperio
La América alzó;
Por Madre te invoca,
Por Dueña te aclama,
Reina te proclama,
Todo el Ecuador.