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El Imperio español alcanzó los 20 millones de kilómetros cuadrados a finales del siglo XVII, aunque su máxima expansión se produjo entre los años 1580 y 1640, durante los reinados de Felipe II, Felipe III y Felipe IV, periodo en el que tuvo lugar la Unión Ibérica o unificación bajo la Corona española de los imperios español y portugués, sobrepasando los 30 millones de kilómetros cuadrados, lo que suponía más de un 20% de la superficie terrestre.

Durante el siglo XVI y el siglo XVII, funcionó una estructura territorial propia, virreinal y no colonial. Este sistema, muy diferente al de otros imperios europeos, estaba basado en la consideración de los territorios de ultramar como extensiones de la metrópoli, y por tanto iguales en derechos a los de la península. El español fue el primer imperio de alcance mundial o global al abarcar grandes extensiones de territorio que no se comunicaban por tierra en todos los continentes, a diferencia de otros grandes imperios anteriores como el romano o el mongol.

La península ibérica, según diferentes fuentes de la época, en 1942 ascendía a unos 6 millones de habitantes. Según el vecindario de Campoflorido, entre 1712 y 1717, se estimaba que la población era de unas 7.500.000 personas. Años más tarde, según el censo del catastro del marqués de la Ensenada, la población estimada era de 9.400.000 habitantes en 1752.

Tomando como patrón los datos de Campoflorido se puede deducir que la población masculina entre los 15 y los 40 años a principios del siglo XVIII rondaba las 2.000.000 personas. ¿Cómo pudo España controlar el 20% de la superficie terrestre con tan poca población?