
Conviene recordar las bondades de la izquierda radical a principios de siglo en Barcelona. Bondades a manos llenas, rebosantes de sangre y hiel, sembradoras de terror, Mefistófeles de la devastación. Gran parte del valioso patrimonio artístico y cultural de la emergente Ciudad Condal fue pulverizado como un niño caprichoso tritura un castillo de arena.
Se conoce como Semana Trágica a los sucesos acaecidos en la ciudad de Barcelona y otras ciudades de Cataluña entre el 26 de julio y el 2 de agosto de 1909.
Aquellos ocho días de revuelta provocaron un total de 87 muertos; militares (3), guardias civiles (2), sacerdotes (3), miembros de la Cruz Roja (4) y civiles (75). Fueron asaltados 81 edificios, entre los que había 27 escuelas de órdenes religiosas, 4 escuelas parroquiales, 18 iglesias y 18 conventos. Bonitas estadísticas de destrucción con dobles figuras, como se dice en el argot del baloncesto.
Al margen de la sangre derramada los enemigos de Dios y de España, que se declaraban pacifistas, hicieron una gran escabechina con numerosas Iglesias y edificios de la ciudad. Los que dicen defender la cultura y la paz siempre se dejan seducir por su adicción a la barbarie.
Antes de ello, entre 1871 y 1925, hubo en la antigua Barcino un gran florecimiento de iglesias y conventos. Les ofrecemos la lista de las más significativas. Algunas se conservan en la actualidad tras la consiguiente reconstrucción o reparación de desperfectos. ¿Quién pagó los platos rotos?
Convento de la Salesas empezó su construcción en 1871.
La Iglesia de la Concepción acabada en 1888.
Templo Expiatorio del Tibidabo, empezado en 1902.
Convento de Pompeya e iglesia de San Raimundo de Peñafort finalizados en 1910.
Convento e Iglesia de los carmelitas concluidos en 1925.
Monasterio de Valdonzella acabado en 1919.
Iglesia de Montealegre erigida en 1912.
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