
Origen de los escrúpulos
Sienten grandes escrúpulos de conciencia y se confiesan repetidas veces; sin embargo, no trabajan seriamente en corregir los defectos de donde les viene la ansiedad y remordimiento.
Esto es señal de que los escrúpulos radican en el temor del castigo de Dios y no precisamente en el deseo de perfección. Se considera pecado lo que de suyo no lo es, y esto por dos motivos. Primeramente el desordenado amor propio, pues de ahí procede un temor excesivo a cualquier cosa que le pueda contrariar. Por lo cual, aunque estos aparecen exteriormente como fieles observantes de los mandamientos de Dios y de la Iglesia, en realidad no cumplen el precepto de la caridad. Porque todo cuanto hacen no lo hacen por amor, sino coaccionados por el temor, para no condenarse. Por tanto, obran por egoísmo y no por amor de Dios. No pueden, pues, confiar en el Señor, porque no son fieles a Dios; antes bien, toda su vida interior es temor y temblor, trabajos y miserias. Todos sus ejercicios de oración, trabajo, penitencias, obras de misericordia. Todo lo hacen para echar de si algún temor. De nada les sirve eso. Cuanto más se aman a sí mismos, tanto mayor es el miedo a la muerte, juicio y penas del Infierno.
Causa del temor desordenado
Puede concluirse de aquí que la causa del temor desordenado es el amor de sí mismos con que cada uno busca la felicidad, aunque sea infiel a quien puede hacerle feliz.
Otro motivo de escrúpulos es la tacañería o amor calculado para con Dios, pues del poco amor se sigue escasa confianza. Sólo el amor de Dios lleva al hombre a la verdadera esperanza y confianza en la divina misericordia, bondad, liberalidad y gracia. Cuando falta amor, ninguna virtud, por grande que fuere, ni siquiera la penitencia, es capaz de crear la confianza.
Confianza en Dios
Nada hay tan necesario como una gran esperanza y confianza en Dios, para aquel que quiere llegar a la perfección. ¡Oh santa esperanza! ¡Oh dichosa confianza en Dios, con tal que no arrastre a nadie a la negligencia y pereza para enmendarse! La esperanza bien entendida induce a una gratitud más digna y al deseo de adquirir más perfectamente la gracia, caridad y perfección de todas las virtudes. Incita a desechar todo lo sensual, a procurar lo que sirve para mortificación de sí mismos y a sufrir alegremente cualquier adversidad. Esta esperanza es verdaderamente necesaria y saludable. Porque cuanto más espere tanto más agradecido se muestra y más se reforma a sí mismo.
Mensaje del LIBRO DE LA VERDAD de Nuestro Señor:
Miércoles 17 de agosto del 2011
La confianza, en Mis niños es muy importante. Con todo, trae mucha alegría a Mi Sagrado Corazón cuando siento el amor de ustedes. Sin embargo, es sólo cuando confían en Mi y dejan ir todas sus preocupaciones pasándomelas a Mi, que yo me puedo hacer cargo de ellas y que sólo pueden tener una verdadera sensación de paz.
Muchos de Mis niños rezan por intenciones especiales. Yo les escucho a cada uno, pero deben, cuando rezan a Mi por algo importante para ustedes, dejar ir sus miedos. El miedo no proviene de Mi, les es dado por Satanás como un medio de tormento a ustedes. ¿No lo entienden? Cuando tienen miedo a algo que ustedes sienten que les controla su vida, entonces con miedo más se encona el problema.
Es solo cuando se detienen y me dicen:
“Jesús, yo te entrego todas mis preocupaciones en este asunto, confiando en que el problema es ahora Tuyo para que lo resuelvas de acuerdo a Tu Divina Voluntad.”
Que sus mentes puedan estar en paz, eso es lo que quiero decir por confianza, niños.
La confianza en Mí significa que ustedes demuestren una gran Fe. Tengan Fe en Mí, Yo morí por sus pecados, por cada uno de ustedes que vive aún en esta época. ¿Por que no confían en Mi?
Les amo más que a ninguna otra creatura en esta Tierra. Nadie podría o puede amarlos como Yo lo hago. Recuerden esto todo el tiempo.
Vayan ahora en paz y en amor. Yo estoy a su lado de mañana, tarde y noche esperando su llamada.
Vuestro Amado Amigo y Salvador, Rey de la Misericordia, Jesucristo
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No siempre nacen del temor al castigo… muchas vences nacen del temor de haber ofendido a Dios y la duda de si se es digno de recibir la comunión.
Sin ir más lejos, muchos santos han sido víctimas de escrúpulos durante su vida de santidad. En mi caso, creo que son un paso inevitable del camino ascendente que uno debe seguir, cuando eres consciente de que existe el pecado y lo grave que es, te vuelves más meticuloso y exigente, y puedes caer en el error de los escrúpulos. Otras veces sí podría ser por el temor al castigo y por un mal entendido orgullo de ser mejor por tus propios medios, hay motivos para todos los gustos; en todo caso no creo que el título del artículo sea generalizable. Los escrúpulos muchas veces los inspira satanás como una tentación más. Se sufren y se van enfrentando como tantas otras tentaciones más.