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Marta Obregón fue una joven cristiana que murió virgen y mártir defendiéndose de una violación y que tenía un amor muy profundo por Dios. Ese amor sigue vivo en quienes la conocen, les ha cambiado y por eso se ha abierto causa para su beatificación.

Quizás aún no sepas quién es Marta Obregón, pero en cuanto leas algunos retazos de su biografía nunca serás la misma persona. Marta era una joven de su tiempo: alegre, divertida, inquieta, universitaria… ¡y con muchas ansias de santidad! Santidad que logró en el martirio una noche de enero en Burgos.

La joven fue asesinada el 21 de enero de 1992, precisamente en la festividad de Santa Inés, una joven virgen romana martirizada por preservar su castidad. Además, recibió 14 puñaladas, las mismas que Santa María Goretti, asesinada y canonizada por este mismo motivo. Para muchos de los que la conocieron no fueron casualidad estos hechos.

Su proceso de beatificación se abrió en 2011 en Burgos, y está a punto de enviarse toda la documentación a Roma. Parte de ella en la que se cuenta la vida, el amor a Dios de esta joven, sus escritos y el bien que ha hecho a muchas personas ha quedado plasmado en el libro Marta Obregón, ‘Hágase’ Yo pertenezco a mi amado (Editorial Fonte Monte Carmelo), escrito por el sacerdote Saturnino López, postulador de la causa de beatificación de esta joven.

Una de las principales gracias que Marta Obregón ha logrado es que sus padres hayan perdonado a su asesino. Pedro Luis Gallego fue detenido tras violar a 18 chicas y matar a dos, entre ellas Marta. Fue puesto en libertad tras 21 años de prisión en 2013, y ya está de nuevo en la cárcel tras violar a más mujeres. “Rezo por su asesino para que se convierta”, afirmaba la madre tiempo después de la muerte. Antes incluso lo hizo el padre, que en el propio funeral ofreció este perdón.

Esta “sierva de Dios” se había enamorado profundamente de Cristo, y aquella luz irradiaba a todos lo que la rodeaban. En su diario dejaba escrito: “Dios es lo más importante en mi vida. Mi amor. Y como he conseguido llegar a esta gran verdad, no quisiera nunca perderlo. (Yo sólo quiero seguirte, Jesús)”.

Marta fue asesinada cuando cursaba 5º de Periodismo. En su viaje de fe descubrió su lugar en la Iglesia y pasó de querer ser una famosa periodista a aspirar dar la vida anunciando la Buena Nueva.

Los escritos que publicó en algunos medios de comunicación de la época mostraban esa valentía y amor a Dios que la caracterizó hasta el momento de su muerte. Días antes de morir en el Diario de Burgos escribía una carta en la que defendía a un artista que había sido criticado por defender la vida del no nacido durante una entrevista radiofónica. Como si intuyera su finitud en esta tierra aseguraba: “…‘porque estamos de paso en este mundo’. Si se pensase esto un poco más…”.

En la revista Círculo Joven escribía sobre la Guerra del Golfo Pérsico, y no desaprovechaba la ocasión para anunciar el Evangelio a jóvenes como ella afirmando que “si, al menos nos diésemos cuenta de qué es lo que realmente importa en nuestra vida, no nos permitiríamos el lujo de contestar a nuestros padres, de despreciar a ciertos amigos (que… no es nada pero, es que son tan pesados…), de renegar de todo, en definitiva. ¡Pero, es que no nos damos cuenta de que ese, al que siempre estamos declarando la guerra, es el mismo Jesucristo, pues Él es nuestro prójimo”. “La verdadera y única paz se encuentra en Dios”, concluía el artículo.