
Ofrecemos, a modo de rectificación, una explicación de un estudiante de Medicina, que nos aclara las razones por las que no es posible que un feto llore, como afirmaba el titular de una noticia pasada.
Hace poco llegó a mi conocimiento una supuesta noticia en la que una ginecóloga abortista habría afirmado que, con el fin de evitar escuchar los llantos de los niños a los que mata, le corta primero sus cuerdas vocales si ya están suficientemente desarrollados como para tener laringe.
Dicha afirmación carece de todo sentido. Ningún médico o ninguna persona con conocimientos médicos suficientes dará crédito a semejante noticia, pues, desde el punto de vista de la Medicina, roza lo ridículo.
El aborto es en sí mismo una abominación
El aborto es un asesinato donde mata al niño dentro del vientre materno, estando aun conectado al cordón umbilical, y esto independientemente de la edad gestacional. Lo que sí variará en función del tiempo de embarazo serán las técnicas empleadas, que serán unas u otras dependiendo del grado de desarrollo del feto.
Por ejemplo, en el primer trimestre, cuando el feto aun no es muy grande ni está del todo desarrollado, la técnica empleada para acabar con la vida del feto es la inyección letal de cloruro potásico directamente en el corazón. El feto muerto es dejado dentro del vientre materno hasta que la madre lo expulsa espontáneamente vía vaginal o bien se programa un legrado obstétrico donde, en el curso de una intervención, se eliminan los restos fetales.
Asimismo, cuando el feto está más desarrollado, en el segundo y tercer trimestre, lo que se hace es inducir el parto, pues un feto en esas semanas no es capaz de aguantar un trabajo de parto prolongado y por tanto nace muerto.
Pero en cualquier caso, sea como sea, lo que debe quedar claro es que el niño es asesinado en el vientre de su madre y cuando sale, sale muerto.
El feto no puede llorar porque no respira
Mientras el feto permanece en el interior del seno materno, el feto funciona con respiración placentaria y no pulmonar; esto es, que recibe el oxígeno y se nutre a través de la placenta. Los pulmones del feto no funcionan debido a que el feto vive sumergido en líquido amniótico y por tanto la respiración pulmonar (tal como funciona en al vida extrauterina) es del todo imposible, pues los pulmones se encuentran totalmente encharcados de líquido.
Volviendo a la cuestión de si un feto puede llorar o no en el curso de un aborto. Para poder llorar se tienen que cumplir los mismos requisitos que para gritar o hablar. Es decir, RESPIRAR. Y un niño sólo puede respirar cuando los pulmonares y la vía aérea (bronquios, tráquea y laringe) son funcionales, y para ello es preciso que todo el espacio aéreo (desde los alveolos pulmonares hasta la vía aérea superior) esté libre de agua, lo cual se consigue mediante un proceso complejo en el cual determinadas sustancias producidas durante el trabajo de parto fomentan la reabsorción de todo el líquido amniótico que hasta ese momento inundaba los pulmones.
Ahora bien, una vez que la vía aérea está habilitada para la respiración pulmonar, debe cumplirse una segunda condición. Como hemos visto, debido a la imposibilidad de usar los pulmones durante la vida intrauterina, el feto recurre a la circulación placentaria para recibir el oxígeno y los nutrientes necesarios para su supervivencia. Asimismo, los pulmones, al estar inactivos, reciben muy poca sangre gracias a un sistema de cortocircuitos que hace que la sangre fetal oxigenada previamente por la placenta se dirija a los órganos vitales del feto (pensad en el sistema circulatorio como un sistema de cañerías que se pueden cerrar, abrir o desviar según las necesidades del momento). Así pues, para que el pulmón pueda llevar a cabo su función de oxigenación debe darse otro suceso que es el cambio de circulación mediante el cierre de todos estos cortocircuitos. Esto se consigue en el momento en que la placenta, de forma espontánea la mayor parte del tiempo, se desprende del útero de la madre o bien en el momento en que el obstetra corta el cordón umbilical, de forma que el feto, al dejar de recibir oxígeno a través del cordón umbilical (que le mantiene unido a la placenta), da la orden al diafragma para poner en marcha la dinámica respiratoria de sus pulmones; pulmones que, recordémoslo, ya son funcionales, pues durante el trabajo de parto se ha reabsorbido el líquido que los anegaba hasta entonces.
Conclusión: no caigamos en la tentación de la desinformación
Por tanto, a modo de conclusión. Un niño sólo puede gritar o llorar una vez separado de la madre y cortado el cordón umbilical. No antes. Por tanto, es absurdo que un médico, y más una ginecóloga, afirme que en el curso de un aborto le corta las cuerdas vocales para evitar escuchar su llanto, pues como hemos explicado, al niño se le mata dentro del vientre materno y cuando sale, sale muerto y, por tanto, durante el procedimiento es imposible que un feto pueda llorar o gritar.
Tristemente, muchas páginas pro-vida se han dejado llevar por el impactante titular y se han hecho eco de esta noticia sin asegurarse de su veracidad. En efecto, es nuestro deber denunciar y condenar el aborto sin componendas, pero siempre desde la verdad y desde los hechos (y justamente hechos horripilantes no faltan… tenemos sin ir más lejos el escándalo de las imágenes de la clínicas abortistas donde queda constancia de la compra-venta de órganos de niños abortados en Planned Parenthood). Por tanto, para reflejar el horror del aborto no hace falta recurrir a titulares sensacionalistas con el fin de llamar la atención del lector incauto y, en la mayoría de casos, sin formación en el tema, pues, el aborto es, en sí mismo, una aberración atroz.
Por otro lado, dar visibilidad y credibilidad a las “fake news”, aunque en apariencia beneficien a nuestra causa como es éste el caso, es totalmente contraproducente, ya que una persona formada no tarda ni dos segundos en detectar la mentira del titular y por tanto, automáticamente, le resta credibilidad al resto de artículos publicados por la página, por buenos que sean (“¿Si mienten en esto, por qué no van a mentir en el resto de cosas…?”), así como a la causa pro-vida en general.
Somos católicos y por eso combatimos el crimen del aborto que, no sólo constituye un gravísimo pecado contra el Vº Mandamiento de la Ley de Dios, sino que condena a los niños asesinados (y, por tanto, muertos sin bautizar) a verse privados por siempre de la visión beatífica. Pero además, los católicos hemos de ser celosos de la Verdad en todo momento. No podemos, bajo ningún concepto, tolerar la falsedad o la mentira en ninguna de sus formas, venga de quien venga, aunque en ocasiones pareciese que pudiéramos beneficiarnos de ella. Es una tentación en la que no debemos caer. No todo sirve para defender nuestra Causa, pues, ¿cómo podría la mentira servir para defender la Verdad? ¿No es acaso el diablo el padre de la mentira? ¿Y qué son los que mienten sino sus hijos?
Ignacio Vaz-Romero Trueba
Es importante la aclaración que se hace mediante este editorial sobre otra nota publicada hace unos días, acerca de lo que manifestaba una supuesta abortera. Pero también recordar que la nota fue publicada aquí, tomada de quién sabe dónde. Así que debe tenerse mucho cuidado de no convertirte en un medio de dudosa reputación que con el tiempo se podría estar construyendo si se siguen publicando notas de esa naturaleza.