
Porque tú eres el patrón
de Palma, donde resido,
este poema te escribo
con especial devoción.
Militar de vocación,
famoso por aguerrido,
supiste decir que no
a todo un Emperador
al ser por él compelido
a renegar del buen Dios.
Por ello como castigo
a muerte te condenó.
Por mil saetas herido
fuiste, mas no te mató
ninguna y restablecido
volviste a hacer profesión
de Fe ante tu malhechor,
que atónito al verte aún vivo
tu martirio consumó.
Sebastián, santo patrón
de Palma, donde resido,
infúndeme tu valor
en la lucha, te lo pido.
Andrés García-Carro