
“Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. Mas nada hay tan oculto que no se haya de manifestar, ni tan secreto que al fin no se sepa. Así es que lo que dijisteis a oscuras, se dirá en la luz del día, y lo que hablasteis al oído en las alcobas se pregonará sobre los tejados“. (Lc.12, 1-3)
Revisando algunas noticias eclesiales en su apóstata maridaje con el mundo, uno tiene varios sentimientos encontrados… Entonces un poco entre lágrimas, espanto y esperanza (pues esta resurge siempre victoriosa precisamente entre cenizas, y si no, no sería ella), dos palabras vienen recurrentemente al corazón y a la cabeza resumiéndolo todo: fariseos hipócritas.
Lamentable espectáculo el de esos pastores que ya no saben qué piruetas dar para acomodarse con el mundo sin importarles el veneno que éste les ofrece a sus ovejas, haciéndose cómplices de la muerte lenta de su grey. Son meros asalariados, pero habrán de dar cuenta de tanta, tanta desidia y cobardía.
Pero consolándome en la inagotable fuente de la comunión de los santos, me he puesto a hilvanar reflexiones con el padre Castellani, quien se ha ocupado largamente de ese tumor en el cuerpo de la Iglesia (Cristo y los Fariseos, Jauja, 1999), y cuya voz he tomado prestada para gran parte de este post:
“Toda la biografía de Jesús de Nazareth como hombre se puede resumir en esta fórmula: “Fue el Mesías y luchó contra los Fariseos” —o quizá más brevemente todavía: “Luchó contra los Fariseos.”
(…) La vida de Cristo no fue un idilio ni una elegía sino un drama: no hay drama sin antagonista. El antagonista de Cristo, en apariencia vencedor, fue el fariseísmo (…) El fariseo es el hombre de la práctica y de la voluntad, es decir, el Gran Casuista y el Gran Observante.”
Por eso hoy los neofariseos se doctoran sobre todo en Pastoral, y como abominan del Reinado de Cristo (porque las fórmulas dogmáticas no les dicen nada, pues para ellos son flatus vocis), se han hecho devotísimos de la tiranía democrática. Fuera de ella no conciben la historia, y parecen corifeos del masón Alfonsín cuando vociferaba “con la democracia se come, se duerme, se cura…”.
Todo es relativo, todo cambia, y por supuesto, fundamentalmente porque no quieren que “Éste reine sobre nosotros” (Lc.19,14).
Por eso, pusilánimes y arribistas, hoy están con los liberales y mañana con los marxistas -según sople el viento-, entrando en el juego dialéctico con que la masonería y el Nuevo Orden Mundial alienta a unos y otros, avanzando en la apostasía cada uno a su turno.
A esos les caben las amonestaciones del santo y valeroso obispo agustino San Ezequiel Moreno Díaz, misionero en Filipinas y Colombia “modelo para los pastores que quieren responder con nuevo ardor, nuevos métodos, nueva expresión, a los grandes desafíos con que se enfrenta la Iglesia”:
“Estad seguros, día llegará en que la misma revolución, sagaz como su jefe, se ría y menosprecie a los que la sirvieron o de alguna manera pidieron favor o gracia. Es un error, y error funesto a la Iglesia y a las almas, transigir con los enemigos de Jesucristo y andar blandos y complacientes con ellos. Mayores estragos ha hecho en la Iglesia de Dios la cobardía velada de prudencia y moderación, que los gritos y golpes furiosos de la impiedad. (…)
¿Qué bienes se han conseguido con las blanduras y coqueteos con los enemigos de Jesucristo? ¿Qué males se han evitado, pequeños ni grandes, por esos caminos? No se consigue otra cosa con esa conducta que afianzar el poder de los malos, calmando ¡Oh dolor! el santo odio que se debe tener a la herejía y al error; acostumbrando a los fieles a ver esas situaciones de persecución religiosa con cierta indiferencia” (Cartas Pastorales).
Leemos así que los Obispos venezolanos, marchan después de llamar a Guaidó Maduro «ilegítimo» sin decir ni pío sobre la confirmada pertenencia de Guaidó a la Masonería, quien le ha manifestado su apoyo incondicional “para gloria del Gran Arquitecto del universo” (¡¡!!). ¿Acaso algún obispo le ha dicho que no puede comulgar, por más que haya asistido a misa? ¿Realmente creen, contra toda lógica, que para desembarazarse de una perversión hay que caer en otra, a costa de sacrilegios y traición a Cristo Rey?
De padres liberales, hijos marxistas, sostenía Berdaiev, y la historia le ha dado la razón repetidas veces. La Masonería le tira aquí y allá a los católicos agobiados por el comunismo un hueso liberal, para que luego de roerlo agitadamente durante unos años, regrese el primero con renovados bríos.
Una y otra vez, la máscara, la impostura, la simulación son las armas predilectas, necesarias para sostener el principado del Padre de la Mentira, y Príncipe de este mundo. Son apelativos que le aplica el propio Jesucristo, y aunque “en ese tiempo no había grabadoras”, que los que se esfuerzan por arrojar agua bendita al mundo vayan a discutirle al mismísimo Señor.
Los hijos de Dios estamos en el mundo, sí, pero que no nos quieran convencer de que hemos de amoldarnos a su ciénaga, pues no pertenecemos a ella.
¿Qué el mundo no resiste la Verdad? Peor para él, pero lo mínimo que esperamos de nuestros pastores es que se dejen crucificar por Ella junto a su grey, y no que nos entreguen con un beso…¿por cuántas monedas?
Prosigue San Ezequiel Moreno, citando al Papa Pío IX:
Esos mismos católicos tienen escrúpulo, al parecer, de pedir S.Ezequiel a los Gobiernos que tapen la boca a los blasfemos y hagan callar a los propagadores de herejías; pero, en cambio, quisieran que Roma impusiera silencio a los más decididos defensores de la verdad. (…) Con razón Pío IX, el grande, decía lleno de amargura el 17 de septiembre de 1861: “En estos tiempos de confusión y desorden no es raro ver a cristianos, a católicos- también los hay en el clero- que tienen siempre en boca las palabras de término medio, conciliación y transacción. Pues bien, yo no titubeo en declararlo: estos hombres están en un error, y no los tengo por los enemigos menos peligrosos de la Iglesia” (Cartas Pastorales)”.
No se ve entonces, por qué hemos de titubear también nosotros en llamarlos enemigos, aunque se encaramen en altos cargos de la Jerarquía, teniendo en cuenta lo que nos enseña el Catecismo acerca de la última prueba de la Iglesia:
675 Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el “misterio de iniquidad” bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne (cf. 2 Ts 2, 4-12; 1Ts 5, 2-3;2 Jn 7; 1 Jn 2, 18.22).
El acomodamiento al mundo, pues, lleva inevitablemente a la impostura religiosa, a la apostasía, porque el blanco no es negro, y el círculo no resiste la cuadratura. Pero allí se lanzan los católicos liberales, danzando en el mismo aquelarre con los teólogos de la liberación; los festivales modernistas los contienen a ambos al son de las guitarras… Los hermana un enemigo común: la Tradición, la fe íntegra. Y ambos responden a coro, que “la vida cristiana no es cuestión de doctrinas..”.
Prosigue Castellani:
Tartufo“El pobre Tartufo de Moliere, es un infeliz, un estúpido, un bribón vulgar y silvestre que lleva un transparente antifaz de devoto. Pero el fariseo verdadero no lleva antifaz; es todo él un antifaz. Su natura se ha vuelto máscara; miente con toda naturalidad pues ha comenzado por mentirse a sí mismo. Lo que él simula que es, la santidad, y lo que él es, el egoísmo, se han amalgamado; se han fundido y se han hecho un espantoso veneno que de suyo no tiene antídoto alguno. …
El destino de Jesús de Nazareth era chocar con el fariseísmo; y una vez producido el choque la lucha hasta la muerte sigue inevitable.(…)
Así pues, el hilo conductor que une todos los actos de Cristo, define su carácter y descubre su corazón es su tremendo enfrentarse con los pervertidores de la religión.(…)
Es cien veces peor el fariseísmo que los demás vicios, como notó el mismo Cristo. El fariseísmo es un vicio espiritual, es decir diabólico, pues las corrupciones del espíritu son peores que las corrupciones de la carne. Esta es un compendio de todos los vicios espirituales, avaricia, ambición, vanagloria, orgullo, obcecación, dureza de corazón, crueldad, que ha llegado a vaciar por dentro diabólicamente las tres virtudes teologales, constituyendo así el “pecado contra el Espíritu Santo”. “Vosotros sois hijos del diablo y el diablo es vuestro padre.”
Las desviaciones de la carne son corrupciones; pero las desviaciones del espíritu son perversión.
Pero la flor del fariseísmo es la crueldad: la crueldad solapada, cautelosa, lenta, prudente y subterránea; “el dar la muerte creyendo hacer obsequio a Dios.” El fariseísmo es esencialmente homicida y deicida. Da muerte a un hombre por lo que hay en él de Dios.1
Instintivamente, con más certidumbre y rapidez que el lebrel huele la liebre, el fariseo huele y odia la religiosidad verdadera. Es el contrario de ella, y los contrarios se conocen. Siente cierto que si él no la mata, ella lo matará.”
Las últimas cruces de nuestros hermanos de China, que se sienten traicionados por el Vaticano, son particularmente lacerantes, y en ellos se expone muy bien ese odio y crueldad de los fariseos que se dicen “amigos del pueblo” (sic).China fiel
Se nos informa, pues, que Sacerdotes chinos abandonan el ministerio porque se oponen a la Asociación Patriótica manteniendose fieles a lo que la Iglesia siempre ha sostenido sobre el carácter intrísecamente perverso del régimen comunista, ratificado por las advertencias de Ntra. Señora en Fátima. Hace pocos días, también, la diócesis china de Shantou ha despedido de modo ignominioso al obispo que siempre fue fiel a Roma para recibir al que lo ha sido a la tiranía comunista. ¿Quién se compadece de los fieles que han quedado sin sus pastores, entregados a la simiente de Judas?
676 Esta impostura del Anticristo aparece esbozada ya en el mundo cada vez que se pretende llevar a cabo la esperanza mesiánica en la historia, lo cual no puede alcanzarse sino más allá del tiempo histórico a través del juicio escatológico: incluso en su forma mitigada, la Iglesia ha rechazado esta falsificación del Reino futuro con el nombre de milenarismo (cf. DS 3839), sobre todo bajo la forma política de un mesianismo secularizado, “intrínsecamente perverso” (cf. Pío XI, carta enc. Divini Redemptoris, condenando “los errores presentados bajo un falso sentido místico” “de esta especie de falseada redención de los más humildes“; GS 20-21).
Por supuesto, sabemos que las víctimas serán señaladas – tal como en el modelo soviético- como victimarios, como locos o como simples traidores, pues como ya ha anticipado el valiente Card. Zen “quieren obligar a los católicos chinos a entrar en la jaula de los cismáticos”. Nos preguntamos…¿Sólo a los católicos chinos?…
Prosigue el P. Castellani el tratamiento que los fariseos disponen para los justos:
Castellani“… La Escritura en sus labios será blasfemia, la verdad será sacrilegio, los milagros serán obras de magia ¡y guay de él si en un momento de justa indignación recurre virilmente a la violencia, aunque no haga más daño que unos zurriagazos y derribo de mesas! Su muerte está decretada.
Todo este drama se desenvuelve en el silencio, en la oscuridad, por medio de tapujos y complicadas combinaciones. La muerte ilegal, cruel e inicua de un hombre se resuelve en reuniones donde se invoca a la Ley con los textos en la mano, en graves cónclaves religiosos, diálogos, frases donde casi no habla más que la Sagrada Escritura y se usan las palabras más sacras que existen sobre la tierra.
Y todos los medios son buenos con tal que sean sigilosos: la calumnia, el soborno, el dolo, la tergiversación, el falso testimonio, la amenaza. Caifás mató a Cristo con un resumen de la profecía de Isaías y con el dogma de la Redención. “¿Acaso no es conveniente que por la salud de todo un pueblo muera un hombre?”
El drama de Cristo fue éste. Así murió el Salvador. Toda su mansedumbre, toda su dulzura, toda su docilidad, sus beneficios, su prudencia, su elocuencia, sus ruegos, sus lágrimas, sus escapadas, sus avisos, sus imprecaciones, sus amenazas proféticas, su talento artístico, su sangre, su muda imploración de Eccehomo habían de estrellarse contra el corazón del fariseo más duro que las piedras (…)
Es el drama de Cristo y de su Iglesia. Si en el curso de los siglos una masa enorme de dolores y aun de sangre no hubiese sido rendida por otros cristos en la resistencia al fariseo, la Iglesia hoy no subsistiría. El fariseísmo es el mal más grande que existe sobre la tierra. No habría Comunismo en el mundo si no hubiese fariseísmo en la religión; de acuerdo a lo que dijo San Pablo: “Oportet haéreses esse… “
Y al final será peor. En los últimos tiempos el fariseísmo triunfante exigirá para su remedio la conflagración total del universo y el descenso en persona del Hijo del Hombre, después de haber devorado insaciablemente innúmeras vidas de hombre.”
Aunque con tremendas diferencias de grado, reiteramos, esta suerte no les cabe sólo a los chinos, y ya veremos cómo se van inaugurando nuevas “jaulas” para arrinconar en todas las latitudes al Pequeño Rebaño.
El reciente nombramiento de un marxista como primado del Perú, P. Carlos Castillo Mattasoglio como Arzobispo de Lima está por otra parte en línea con el de de Mons. Vicente Fernández (el verdadero artífice de Amoris Laetitia) en la diócesis de La Plata: hacer “morder el polvo” a los fieles de diócesis más tradicionales parece más propio de un ensañamiento partidista que de un corazón paternal.
Eso sí, todo esto será prolijamente cumplido bajo capa de “misericordia” y piedad, como fruto de un oído atento “al soplo del espíritu” (con minúscula, claro).
Paso a paso, el verdadero Cuerpo debe seguir los pasos de la Cabeza. Dios nos dé la gracia infinita de permanecer lúcidos y fieles, lo que no es sinónimo de obsecuencia, pues como señala el p. Castellani,
“El respeto a la autoridad que predicó severamente San Pablo no le impidió al Apóstol predicar la verdad: la prueba es que estuvo preso muchísimo tiempo y acabó decapitado.
El respeto a la autoridad ha sido convertido hoy día para muchísimos fieles y clérigos (y en los fieles por causa de los clérigos) en “oportunismo político”:hay que respetar a cualquiera que vence; hay que apoyar al partido que da dinero a la Iglesia —a veces el caso es todavía más grave, la autoridad convertida en ídolo, y justificada incluso cuando comete injusticias. “Decid a ese zorro que me venga a buscar” —dijo Cristo. Cristo no respetó los crímenes de Herodes (…)
Por eso no toleran que se destapen sus entuertos, procurando desacreditar a sus acusadores sepultándolos bajo un manto de silencio, ignorancia fingida o de desprecio. Creyéndose intocables, los fariseos engolosinados con el poder de turno, pertenezcan ya al mundo, al demonio o a la Ramera, insisten siempre insolentes:
“Todo el que no tiene espíritu como el mío, tiene mal espíritu“, es el pensamiento recóndito del fariseo. Y lo contrario justamente es lo verdadero.”
Envalentonados por una nostalgia liberacionista trasnochada, y no conformes con tratar de teñir de rojo la América hispana, procuran también hacerlo con el Cielo, arremetiendo próximamente con la pseudobeatificación “a dedo” de Angelelli.
Y es increíble cómo responde la Divina Providencia, otorgando la gracia de un milagro para la causa del Venerable Cardenal Stefan Wyszynski, víctima del mismo sistema diabólico que alentaba el obispo riojano. Como si en un guiño, se nos dijera a los fieles “por intercesión de los verdaderos beatos, Dios concede milagros…” card. Wysynski
Porque de Dios nadie se burla, ni siquiera los que Él mismo ha llamado, ni aunque sean purpurados…
677 La Iglesia sólo entrará en la gloria del Reino a través de esta última Pascua en la que seguirá a su Señor en su muerte y su Resurrección (cf. Ap 19, 1-9). El Reino no se realizará, por tanto, mediante un triunfo histórico de la Iglesia (cf. Ap 13, 8) en forma de un proceso creciente, sino por una victoria de Dios sobre el último desencadenamiento del mal (cf. Ap 20, 7-10) que hará descender desde el cielo a su Esposa (cf. Ap 21, 2-4). El triunfo de Dios sobre la rebelión del mal tomará la forma de Juicio final (cf. Ap 20, 12) después de la última sacudida cósmica de este mundo que pasa (cf. 2 P 3, 12-13).
Con el P. Castellani suplicamos también nosotros, pues, para seguir adelante en defensa de la fe verdadera:
“Dios mío, dame fuerzas para poder mirar el fariseísmo sin demasiado miedo y sin demasiado asco. Pero dame también gracia como Tú para mirarlo de frente.”
No nos durmamos, no nos dejemos anestesiar.
El Señor de la Historia ha de encontrarnos velando, y que ningún desánimo nos arrebate el esperado momento de su Regreso. ¡Ven, Señor Jesús, no tardes!
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Nos adherimos a la Súplica filial para que NO se confunda a los fieles elevando a los altares al obispo pro-marxista montonero Angellelli –
Mª Virginia Olivera de Gristelli
Mensaje del LIBRO DE LA VERDAD de Nuestro Señor:
Sábado 4 de agosto de 2012
La humanidad debe entender la debilidad de la naturaleza humana antes de que ellos mismos se puedan verdaderamente encomendar a los Brazos de Dios.
A aquellos fieles de entre vosotros, vuestra fe y amor por Mí, vuestro Salvador, me trae gran alegría.
Pero cuando decís que me amáis, esto trae consigo una gran responsabilidad.
Nunca olvidéis la debilidad en vuestra naturaleza, aunque no por propia culpa, ya que nacísteis con el pecado original, lo que puede causar que pequen cuando menos os lo esperáis.
Cuando las almas de aquellos que dicen que me aman, alcanzan un nivel en donde son consumidos con amor por Mí, aqui es cuando tienen que tener cuidado. Algunas veces esto los hace sentir elevados ante Mis Ojos, lo cual es verdad porque lo están.
Pero luego viene la tentación de ver a otros en una menos que halagadora luz.
Ellos pueden ser tentados a, no solo sentir compasión por aquellas pobres almas que están en oscuridad o confundidas, sino a menospreciarlas.
Algunas veces su fuerte fe y conocimiento de las Escrituras les da una falsa sensación de seguridad.
Ellos creen que lo saben todo acerca de las Enseñanzas de la Iglesia, de Mi Iglesia, Mi Cuerpo en la Tierra.
Esto es lo que les sucedió a los Fariseos.
Ellos pensaron que lo sabían todo acerca de las Leyes de Dios – El Amor de Dios.
Lo que ellos no lograron entender fueron las profecías, predichas tan claramente, acerca de la venida del Mesías. Esto significó que rechazaran al Cristo, el Hijo del Dios Vivo, cuando Él vino como prometido.
La crueldad que ellos mostraron a Mí, Jesucristo, el Hijo del Hombre, estuvo en completa contradicción al amor que ellos afirmaban tener por Dios.
Si ellos verdaderamente amaban a Dios, nunca hubieran tratado a ningún hijo de Dios como lo hicieron.
Sus mentes estaban cerradas a las profecías dadas al mundo a través de los profetas, las cuales proclamaban la Verdad.
La Verdad es que todas las profecías serán cumplidas, según lo prometido por Dios.
Ellos rechazaron al Mesías, prometido para proporcionar la salvación futura a la humanidad entera.
Sucesivamente, por sus mentiras, cuando ellos deliberadamente sobornaron a mentirosos para que negaran Mi Resurrección, los Fariseos negaron a generaciones de Judíos el derecho a la Verdad.
Mi muerte en la Cruz no fue suficiente para ellos. Querían asegurarse de que no existiera ningún rastro de Mí, el Redentor del mundo, posteriormente.
Ellos luego regresaron y guiaron a los hijos de Dios hacia una falsa fe en la que la Verdad se convirtió en una mentira.
Recordad que las profecías de Dios siempre se cumplen.
Mi Segunda Venida está ahora a punto de ser cumplida. Esta vez los líderes de las iglesias Cristianas me negarán, como lo hicieron los Fariseos.
Me atormentarán, a Mis profetas, a Mi pueblo y a cualquiera que se atreva a difundir la Verdad de Mi Venida.
No me rechacéis esta vez.
Abrid vuestros corazones.
Escuchadme cuidadosamente, conforme os preparo para el último capítulo de la salvación del mundo.
Vuestro Jesús
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