
Como nos recuerda el Catecismo de San Pío X la Santa Misa es el SACRIFICIO del Cuerpo y Sangre de Jesucristo, que se ofrece sobre nuestros altares bajo las especies de pan y de vino en memoria del sacrificio de la Cruz.
El sacrificio de la Misa es sustancialmente el mismo de la Cruz, en cuanto el mismo Jesucristo que se ofreció en la Cruz es el que se ofrece por manos de los sacerdotes, sus ministros, sobre nuestros altares; mas, cuanto al modo con que se ofrece, el sacrificio de la Misa difiere del sacrificio de la Cruz, si bien guarda con éste la más íntima relación.
Entre el sacrificio de al Misa y el de la Cruz hay esta diferencia y relación: que en la Cruz, Jesucristo se ofreció derramando su sangre y mereciendo por nosotros, mientras en nuestros altares se sacrifica Él mismo sin derramamiento de sangre y nos aplica los frutos de su pasión y muerte.
¿QUÉ NO ES LA MISA?
NO ES UNA MERA FIESTA, UN SIMPLE MEMORIAL O UN BANQUETE AMIGABLE, NI UNA REUNIÓN EN TORNO A LA PALABRA SIN NINGUNA VINCULACIÓN CON EL SACRIFICIO DE LA CRUZ. LA MISA ES ESENCIALMENTE EL MISMO SACRIFICIO DE LA CRUZ, DE FORMA INCRUENTA. Todos los demás elementos como la Liturgia de la Palabra, el Ofertorio etc son una preparación y están supeditados al momento cumbre en el que se renueva el mismo sacrificio del Calvario. Incidir en los demás elementos y aspectos, olvidando lo esencial desvirtúa por completo lo que es la Santa Misa.
MÁSTERPLAN MASÓNICO PARA DESTRUIR LA IGLESIA CATÓLICA DESDE DENTRO:
Capítulo VIII: ¡Asalto a la Misa!
La Santa Misa tenía que ser objeto del Masterplan. No trata de desplazarla de una vez , porque eso sería imposible; pero tiene un plan de ataque especialísimo. Que sintetizamos en los puntos siguientes:
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1. La Misa es un banquete.
Todo plan consiste en quitarle el sentido “sagrado” de ser la renovación incruenta del Sacrificio de la Cruz, y quedarla reducida nada más que a un banquete de confraternidad. El Masterplan dice: los cristianos dicen que la Misa es banquete pues, insistimos en eso, en que sólo eso, en banquete de hermanos. Para ello propone muchos detalles. Cada uno de ellos parece que no le quita nada a la Misa, dice el Masterplan, pero todos en conjunto la convertirán en banquete de “hermanos”, y cuando el Sacrificio del Calvario desaparezca de la Sta. Misa, la hermandad desaparecerá, como se derrumbaría un mástil al que se le quita el cimiento. Lo primero, cosas sencillas, y que son razonables: que se diga en el idioma de cada uno, para así entenderse mejor en el banquete. Con ello dice el Masterplan , se consigue quitar un poco el misterio sagrado de la Misa.
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2.La Misa cara al pueblo…
Que el sacerdote mire a la gente. Esto se aceptará fácil, dice el Masterplan, ¡no puede ser que el sacerdote de la espalda a los feligreses! Con esto tan sencillo el Masterplan pretende conseguir cosas importantes. La primera es que Dios no sea el Centro de la Misa, sino los hombres. Que el sacerdote no mire a Dios, sino a los hombres, ¡además así lo verán sonarse las narices cuando lo necesite!, dice irónicamente el Masterplan. Creo que los cristianos nos hemos tragado esta píldora como tontos. El sacerdote no daba la espalda a los cristianos, sino la cara a Dios, como hacemos todos los cristianos: el que está sentado en la segunda fila no da la espalda al que está en la tercera fila, sino que da la cara a Dios.
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3. La Misa sin Crucifijo ni reliquias…
Un pre-requisito esencial para decir la Sta. Misa es que el sacerdote tenga un Crucifijo. Pero ahora resulta que al mirar el sacerdote al público, el Crucifijo mira al sacerdote, pero da la espalda a los cristianos. Así que se terminará por quitar el Crucifijo del Altar. En el Altar siempre había reliquias de un Santo. Ahora no se necesitan; sólo una simple mesa de madera, ¡o de lo que sea! porque es un banquete. El caso es quitar de la Sta. Misa todo lo que suena a “sagrado”.
4. La Misa sin genuflexión…
Insistir en la naturalidad, dice el Masterplan. Que cada sacerdote use la palabra que mejor le salga, y los movimientos que más le agraden con tal de que haga genuflexiones en la Consagración, todo lo demás sobra, que lo haga a su modo.
El caso es quitar lo que sea misterioso y sagrado, poco a poco. Y que después de lavarse las manos siga usando los dedos índice y pulgar, ¡porque aunque los use para otra cosa, todavía puede consagrar con ellos!
5. La Misa al servicio de los protestantes.
Que se lean lecturas, así se parecerán más a los servicios de los protestantes, dice el Masterplan; el caso es que el Sacrificio del Calvario quede reducido a lo menos posible, que no sea lo central. Que se digan muchos sermones, que se cante mucho, que se saluden los hermanos, que se pida perdón… insistir en todo lo que los pueda olvidar un poco de Dios, de adorar a Dios…¡Que adoren a hombre! Como ven, el Masterplan es exquisitamente diabólico, porque se basa en cosas buenas, pero su objetivo es quitar la adoración a Dios, que se olvide el Sacrificio de Cristo…y derrumbados los cimientos…el mástil de la “hermandad se derrumbará”.
6. ¡El Sagrario… fuera del Centro!
El Sagrario es un problema ahora, porque al mirar el sacerdote al público le está dando la espalda al Sagrario. Por lo tanto será mejor quitar el Sagrario del Centro de la Iglesia, ponerlo a un lado, y así el sacerdote no le dará la espalda durante la Misa. Con eso, dice el Masterplan, quitaremos los Sagrarios del Centro de la Iglesia. ¡Esto será un gran paso…! Poco a poco insistir en lo del banquete. Sugerir que se pongan mesas en las Iglesias, para que los cristianos se junten como en mesas de comer, lo mismo que Cristo y los Apóstoles se sentaron en una mesa. Esto será el punto final, dice el Masterplan, y así Cristo estará fuera, serán sólo los “hermanos” sentados en confraternidad.
El sacerdote se sentará en una mesa, como otro hermano. Será en definitiva reunión de hermanos, pero no adoración a Dios, no acción de gracias a Dios. Se conseguirá un banquete de “hermanos”, pero se olvidarán del Sacrificio de Cristo. Se usará pan corriente, el que sobre se tirará a la basura como otro pan cualquiera, ¡o que se dé a los perros!, dice irónicamente el Masterplan. Insistir en el amor a los “hermanos” protestantes, dice el Masterplan.
Que la Misa se parezca lo más posible a los servicios de los protestantes, para así atraer mejor a los “hermanos” protestantes a la Iglesia Católica. ¡Qué sutil y qué ironía más fina la del Masterplan!¡Alerta, amigo, sacerdote, alerta!
7. Cambiar el Sentido de la Eucaristía.
¡La Comunión de pie o en la mano! Todo propósito del Masterplan es quitar en los hombres el amor a Dios, porque, razona, al final si no ama a Dios nadie va amar al prójimo; el amor al prójimo no puede existir sin una razón, el amor al prójimo es un imposible sin el amor a Dios. La Eucaristía es lo central en el catolicismo, dice el Masterplan, porque, ¡nada menos! que Cristo Dios hecho Pan por amor a los hombres. No se puede quitar de una vez, porque ningún católico lo aceptaría; pero propone un plan de ataque que es exquisitamente diabólico: lo primero, quitar lo más posible todo aspecto sagrado de la Eucaristía; que la gente no se arrodille para recibir la Comunión, por ejemplo, insistiendo en que es una comida y hay que hacerla de forma natural. Coger la Comunión con la mano ayudaría a quitarle también ese sentido misterioso, divino, sagrado… es una comida… sólo a los niños le ponen la comida en la boca… y que se use pan corriente, sin misterios, que nada suene a sagrado, sino natural, que se coma, que se mastique… que se haga como en la Ultima Cena de Cristo. Esta primera parte está tan bien planeada que conviene a cualquiera: insistir en que se haga como lo hizo Cristo… hacerlo natural… al más bueno convence… pero el fin es tratar de quitarle el sentido sagrado, misterioso, ¡quitarle importancia a la Eucaristía!
Lo más importante del Masterplan, y es el segundo punto, es conseguir que Cristo-Dios no sea el centro de la Eucaristía, sino insistir en que la Eucaristía es una cena de confraternidad, en un banquete de comunión de los cristianos, donde se reúnen para amarse. Esta segunda parte es lo esencial, insiste reiteradamente el Masterplan, e indica que es fácil de conseguir: insistir en el elemento de hermandad, de comunión, de reunión de hermanos… y continúa con ironía diciendo: ¡Dejad que los “hermanos” se reúnan y se “amen”; en cuanto les falte lo sagrado, esos “hermanos” van a terminar discutiendo, y van a terminar por pelearse “fraternalmente”.
8. Eliminar Exposiciones del Santísimo
Para conseguir esto esencial el Masterplan propone muchas ideas, además de las ya expuestas: propone que se eliminen las exposiciones del Santísimo porque ahí no hay “banquete” de “hermanos”. Propone que se hagan las Misas y las Comuniones en las casas privadas, porque así se quita ese sentido “sagrado” de la Iglesia, a la Eucaristía; no es que se quite de una vez, dice el Masterplan, pero todo eso ayuda a ir quitando el sabor “sagrado” de la Eucaristía, y convertirlo en sólo sabor de reunión de confraternidad. Propone el Masterplan que se acabe con eso de recibir la Comunión fuera de la Misa, insistiendo en que ahí no hay comida de confraternidad. Querido amigo, si todo esto se parece a lo que está pasando en tu ambiente, no creas que es pura casualidad. El Masterplan ofrece otros mil detalles que parecen “sin importancia”, pero, razona el Masterplan, ayudarán a quitarle el sentido “sagrado” de la Eucaristía.
Así, propone que no se use Patena para distribuir la Comunión porque, explica hay que decir que si se caen partículas de la Hostia, no importa, Dios está en todas partes, al fin y al cabo. Propone que se trabaje en que los fieles lleven Hostias a sus casas, para tenerlas en cuadros, o que el padre de familia las distribuya después de las comidas. Como se puede ver, el Masterplan es exquisitamente diabólico, ofrece cosas que parecen razonables, pero que en definitiva no son más que grandes mentiras disfrazadas de piel de verdad.
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