
Lo primero que debemos preguntarnos es si somos católicos comprometidos, de calidad, o nos dejamos arrastrar por el espíritu de nuestro tiempo y el laicismo y hedonismo imperante en la sociedad. ¿Cómo es nuestro modo de hablar y de comportarnos? ¿Qué tal va nuestra lucha no solo contra el pecado mortal sino contra el venial? ¿Cómo es nuestra caridad, nuestra vida de oración y sacrificio?
Analicemos como está el mundo, las costumbres en nuestro país, las leyes que se aprueban contra la moral católica y nuestra actitud. ¿Cuantos santos conocemos?
Una vez dejadas algunas pautas sencillas para reflexionar sobre la calidad de nuestra fe y la de los que nos rodean, nos limitaremos a dar datos objetivos en cuanto al número, que eso es más fácil de cuantificar.
Jesús mandó a sus discípulos a predicar la Buena Noticia del Evangelio al mundo entero y bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. 2000 años después gracias a Dios ya somos más de 1000 millones de católicos, concretamente 1300 millones, aunque todavía queda mucho hacer teniendo en cuenta que la mayoría de habitantes del planeta no ha abrazado aún la fe católica.
Aunque lamentablemente en Europa el catolicismo decrece poco a poco mientras que aumenta el número de musulmanes, debido en parte a las políticas migratorias, el número de católicos en el mundo va aumentando en número y en porcentaje.
Según los últimos indicadores del Anuario Estadístico de la Iglesia 1.300 millones son católicos, lo que equivale casi al 20% de los habitantes del planeta.
Estas precisas estadísticas fueron publicadas por Fides coincidiendo con la Jornada Mundial de las Misiones que se celebra todos los años.
El informe resalta que hay más 300.000 misioneros seglares y más de 3 millones de catequistas. Este aumento de los número de católicos influye directamente en la vida social de muchos países. La Iglesia administra más de 200.000 colegios y universidades en todo el mundo.
También han aumentado las obras de caridad y asistenciales en la mayoría de los continentes.