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España fue otrora un gran Imperio católico, faro de la cristiandad con santos descomunales y llevó la luz de fe al querido continente americano. Pero hoy, al igual que muchos países de occidente, ha apostatado. Y esta infidelidad a Dios no sale gratis. En los últimos meses la amenazante sombra de los partidos anticlericales se cierne como caballo de Atila sobre un sombrío e incierto horizonte. Vivimos tiempos recios y se avecinan peores. Si hay una profunda crisis en la Iglesia, que ha perdido el norte, es lógico que la sociedad vaya a la deriva.

Si pudiesen los enemigos de la cristiandad cerrarían las iglesias e impedirían el culto divino. Muchas parroquias ya les van allanando el camino porque permanecen cerradas todo el día. Es muy triste pasar delante de una iglesia, querer entrar a rezar y encontrarla cerrada a las doce de la mañana y a las siete de la tarde. Algunas parroquias sólo abren por las tardes y tienen como mucho una sola Misa al día. Otras limitan las celebraciones a los fines de semana. Estas parroquias están muertas y son el símbolo de la decadencia de la civilización cristiana.

Muchas iglesias están casi siempre cerradas y los bares siempre abiertos

Siempre tenemos al alcance un café, una cerveza, pero qué difícil es encontrar un sacerdote, un Sagrario. Tantas facilidades para reunirnos con los amigos, tantas dificultades para reunirnos con Dios, el único Amigo que nunca falla. Fácilmente nos llevamos a la boca un pincho, difícilmente accedemos al Pan de la Vida, que nos da la Vida Eterna.

Comprendo la escasez de sacerdotes y que a veces se encuentren solos y no lleguen a todo. Pero hay que priorizar. Una parroquia que está casi siempre cerrada es una parroquia sin vida. Es necesario que los sacerdotes deleguen funciones en seglares de confianza y se ocupen por entero de lo que es específicamente sacerdotal.

Recordemos el origen etimológico de la palabra sacerdote. Proviene del término latino sacerdos, que significa sagrado y de la raíz indoeuropea dhe que significa hacer. Sacerdote es por lo tanto la persona encargada de realizar las cosas sagradas. Entre sus prioridades debe estar la celebración de la Santa Misa, la administración de los sacramentos y predicar la Palabra de Dios. El sacerdote no es un mero funcionario que atiende el despacho parroquial. Debe ante todo ser un hombre de oración, de profunda vida interior y que contagie ese fervor a sus fieles. Debe tener la casa de Dios abierta muchas horas al día. ¿Se imaginan un bar que sólo abriese una o dos horas, que casi siempre estuviese cerrado?

Ars, modelo de parroquia

Los párrocos deberían intentar asemejarse y tener como referencia a su santo patrón San Juan María Vianney. El Santo Cura de Ars tenía una intensa vida de oración y de penitencia. Abría la iglesia muy temprano y celebraba la Santa Misa con suma devoción y recogimiento así como el Oficio Divino. Pasaba muchísimas horas aterido de frío y abrasado de calor en el confesonario, perdonando pecados en nombre de Cristo y aconsejando a las almas. También predicaba con dureza para extirpar los vicios de Ars. Donde no llegaban sus fieles el completaba las penitencias. La iglesia se llenaba de peregrinos de todo el mundo, atraídos por su fama de santidad. Hoy en día muchas parroquias están siempre cerradas, eso no atrae a nadie.

Las iglesias deben de estar abiertas para que los fieles puedan acceder al Sagrario, donde está Cristo realmente presente, mendigando nuestro amor. Pensemos en el Beato Don Manuel González, el obispo de los Sagrarios abandonados. Sufría mucho al ver iglesias vacías y los Sagrarios abandonados. Pero por lo menos estaban abiertas las iglesias, disponibles para el que quisiese consolar a Jesús escondido.

Igualmente las iglesias deben de estar abiertas para que el que necesite confesarse, poner su alma a bien con Dios, pueda hacerlo. Muchas veces es complicado encontrar un lugar donde recibir el sacramento de la Penitencia porque no hay sacerdotes en los confesionarios en casi ninguna parroquia. Conozco personas que han querido confesarse y al no encontrar confesor en tres o cuatro parroquias se han desanimado aplazando la confesión con el consiguiente peligro para su alma. Por ello es necesario conocer los sitios donde hay confesores o tener algún sacerdote amigo de confianza al que se pueda recurrir en una emergencia.

La iglesia debe emplearse exclusivamente para el culto divino y no utilizarla para otras actividades como conciertos, exposiciones etc., que deben realizarse en locales adecuados para estos fines: salones de actos y locales parroquiales. Estos abusos desacralizantes merecen un apartado aparte, que trataré, Dios mediante, en otro artículo.

Javier Navascués

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Director de Hispanidad Católica. Periodista, guionista, presentador y speaker. Colaborador de Agnus Dei Prod y de Militia Dei Prod. Ha participado en diversos medios de comunicación católicos (EWTN, Radio María, Canal San José, NSE,…) Fue Director de Adelante la Fe. Actualmente tiene un blog en Infocátólica y es redactor en medios como  el Diestro, el Correo de Madrid, Diario Ya, Somatemps, Ahora Información y el Español Digital entre otros....

1 Comentario

  1. En realidad, no creo que es un problema aislado, sino que es el resultado de un elaborado plan del maligno, correspondiente a esta gran batalla apocalíptica. El factor más importante, creo es la escasez de sacerdotes, y las jerarquías, que me parece que no entienden el histórico momento en que vivimos, dan más importancia a la «propaganda», y a 400.000 laborares de pastorales sociales, reuniones, y burocracia en sí, que a la liturgia propiamente dicha. Los sacerdotes, tienen que celebrar misas. Todas las que se puedan, y bien celebradas. Es el Santo Sacrificio de la Misa lo que aun mantiene la MISERICORDIA de DIOS sobre el mundo. Si no se celebraran misas validas, (cosa que ocurrirá), la JUSTICIA de DIOS caería sobre nosotros, y hay del mundo.
    Llegará el Novio, y muy pocas vírgenes tienen sus lámparas encendisas. Que no nos sorprenda a nosotros sin aceite en la alcuza.

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