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La vida del Padre Pío es excepcional a todas las luces. Su santidad de vida, su discernimiento la hora de leer las conciencias y sus numerosos prodigios fueron contemplados por un gran número de testigos, algunos de ellos todavía vive.

Uno de ellos fue, sin duda, la impresionante bilocación que tuvo poco antes de su muerte y con un testigo totalmente digno de crédito: el padre el padre Doménico Da Cese, en proceso de beatificación.

En la mañana del 22 de septiembre de 1968, el padre Doménico abrió las puertas del santuario de Manoppello y se sorprendió al encontrar al Padre Pío arrodillado en oración ante la imagen de la Santa Faz.

El Padre Pío estaba al mismo tiempo a 200 kilómetros en San Giovanni Rotondo, gravemente enfermo, y cercano a la muerte. Fue su última aparición conocida de bilocación, un fenómeno que, al igual que sus heridas visibles desconcertó a todos los que lo vieron. A las 2:30 am del día siguiente – 23 de septiembre de 1968 – el Padre Pío murió.

Velo de Manoppello

Las investigaciones han demostrado que la figura del Velo de Manoppello coincide con el rostro que se aprecia en la Sábana Santa de Turín, que la imagen no fue trazada mediante una técnica artística u otro medio humano y que la tela data de un tiempo que coincide con la Crucifixión y Resurrección del Señor. Si bien ambas imágenes coinciden, parecen corresponder a instantes distintos, ya que la Sábana de Turín muestra la imagen de Cristo con los ojos cerrados y las heridas abiertas, mientras que el Velo de Manoppello muestra claramente el rostro con los ojos abiertos y las heridas cerradas.