
Buscando información sobre los hechos edificantes que merecen la pena ser contados y difundidos uno no deja de soprenderse. Pues Dios no deja de sorprender y suscitar actos generosos y abnegados en sus hijos fieles.
A muchas personas les cuesta ir a Misa teniendo varias iglesias a pocos metros de su cosa, a duras penas sacan una decena del Rosario.
¿Cuál es la razón? Nos hemos acostumbrado a un catolicismo de mínimos. Por eso es bueno meditar en historias como la que le vamos a contar ahora.
Se trata de Emma Morosini una anciana nonagenaria realizó hace unos meses una de las grandes proezas que solo se pueden hacer con mucha fe y confianza en Dios. A sus 94 años estuvo 40 días peregrinando y recorriendo 917 kilómetros hasta llegar al santuario de la Virgen de Guadalupe en México.
Tras 40 días de muchos esfuerzo Emma llegó pletórica de ánimo al lugar de destino y una vez en el santuario rezó con mucho fervor por la unión de las familias, por el cese de los conflictos bélicos del mundo y por la juventud, temas recurrentes en otras peregrinaciones y que son muy necesarios.
Emma es una veterana de las peregrinaciones habiendo estado con gran fervor e ilusión en los santuarios más importantes del planeta durante un cuarto de siglo.
A pesar de su avanzada edad no otorga muchos regalos a su cuerpo. Se levanta a la aurora y su dieta es muy austera, solo come frutas y verduras. Y camina con paso firme impropio de una persona de su edad.
Todo el mundo la saludaba por el camino con simpatía y admiración, incluso en algunas localidades era acompañada por las autoridades. La heroica peregrina fue aclamada cuando llegó ante la Guadalupana. Querer es poder o más bien la fe mueve montañas.