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A esta profunda pregunta nos responde el venerable Torras i Bages:

«Es imposible en este mundo; en este mundo se ha de padecer y el peor mal que en este mundo se puede hacer al hombre es que se le haga creer que aquí puede ser feliz. En toda época en que los hombres se creen que en este mundo pueden ser felices abundan en gran manera los desesperados.

Por esto los cristianos comienzan por poner como base de la vida la CONFORMIDAD, y de ella hacemos la regla suma de la santidad, de la paz, del consuelo íntimo, de la felicidad relativa que podemos tener en este destierro del mundo los que esperamos vida eterna. El paraíso en la tierra fracasó en los principios de nuestro linaje»

La Virgen dijo a Santa Bernadette que iría al Cielo, pero que no prometía hacerla feliz en la tierra. Lo mismo se puede decir de los pastorcillos de Fátima. Para ir al Cielo hay que sufrir mucho en esta tierra, pues es un valle de lágrimas.

El secreto de la felicidad por tanto es estar feliz (dentro de lo que cabe) en medio del sufrimiento, poniendo toda nuestra felicidad en hacer la voluntad de Dios, en agradar a Dios, más que en sentir que le agradamos.

Es buen propósito en esta Cuaresma, ahora que nos acercamos a la semana de Pasión, no buscar una mera felicidad mundana, sino ser feliz al modo de Dios, acompañándolo en las alegría, pero también en el camino de la cruz. Por supuesto que no todo en la vida es sufrimiento, pues hay muchos momentos de alegría y hay que dar gracias por ellos, pero hay que saber estar dispuesto a renunciar a todo por Cristo y estar dispuesto a morir antes que a pecar.