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Es políticamente correcto aceptar y respetar al máximo las tradiciones de la religión musulmana, aunque sea en detrimento de las tradiciones cristianas europeas. Va siendo cada vez más normal que nuestros dirigentes feliciten el Ramadán cuando no lo hacen con las Navidades o la Semana Santa. Pero la gota que colma el vaso viene de Inglaterra en esta ocasión.

Una iglesia británica está siendo blanco de duras críticas después de conocer que su párroco y feligreses estaban dispuestos a cubrir las cruces del templo para que los musulmanes se sientan a gusto celebrando el Ramadán allí.

Estas disparatadas disposiciones fueron tomadas por «Celebrating Communities», cuyos integrantes buscan promover la igualdad y la integración a través de actos sociales entre diferentes credos.

La Diócesis de Durham ha reaccionado informando a la iglesia que no puede acoger este tipo de eventos. El vocero de la jurisdicción religiosa recordó que «si bien es vital establecer buenas relaciones interreligiosas, está claro que no se permite un acto de adoración de una tradición de fe no cristiana dentro de un edificio consagrado al culto cristiano”.

Aunque finalmente no se produzca esta aberración es realmente significativo que los propios cristianos en un acto de buenismo estúpido renuncien a lo más sagrado, la cruz de Cristo para que no se sientan ofendidos los musulmanes. Ellos en cambio no ceden un ápice a sus tradiciones poniendo las cosas muy difíciles a otros credos.