
El colibrí es uno de los pájaros más bonitos de la creación por su ternura y sus vivos colores. Existen muchas especies, aunque lamentablemente algunas de ellas están en grave peligro de extinción, ya que suelen ser unos animales muy apreciados para ciertos rituales de brujería, concretamente los rituales amorosos para conseguir pareja, que están en auge por lo que se sacrifican un buen número de ellos.
El tema ha salido a la luz merced de varios reportajes periodísticos que relacionan la disminución de algunos ejemplares de determinadas especies con el uso de los mismos en los rituales de brujería.
En algunos lugares de la como en determinados mercadillos los brujos realizan rituales con colibrís muertos untados con miel dentro de un recipiente donde también se incluye la ropa interior.
Al colibrí se le relaciona con el amor porque recolectan néctar de las flores para atraer a otros pájaros a que tomen de ese néctar para polinizar especies vegetales.
Recordemos que todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo —aunque sea para procurar la salud—, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios.
Llevar amuletos es también reprensible. El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legítima ni la invocación de las potencias malignas, ni la explotación de la credulidad del prójimo.