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El gobierno izquierdista y anticatólico de Maduro está nervioso y no tiene ningún miramiento en mostrar su verdadera cara. La Guardia Nacional Bolivariana irrumpió en medio de una Santa Misa en una parroquia San Cristóbal. Lo más llamativo es que la Guardia de Chaves entró al templo motorizada sin el más mínimo respeto al lugar sagrado ni a los feligreses, que contemplaron atónitos la situación.

El prelado del lugar Mons. Mario Moronta, denunció el ataque ante la prensa afirmando que “el sacerdote celebrante abandonó el presbiterio para plantarles cara”, cuando llegaron más miembros de la Guardia de Maduro. “No satisfechos con ello, los GNB tiraron bombas lacrimógenos en la iglesia”, explicó el prelado.

Afortunadamente los fieles pudieron abandonar la parroquia sin que la cosa fuese a mayores. Muchos de ellos eran personas de avanzada edad. Una religiosa cayó desmayada ante la impresión.

Para el obispo venezolano “fue algo muy grave y un ataque muy serio contra la libertad de culto y contra la Iglesia”. “Responsabilizo al general Ochoa y sus ayudantes que demuestran carecer del más elemental decoro siendo hostiles a la Iglesia». Tomará las medidas para que no se vuelvan a producir estos lamentables hechos.

Oración por Venezuela

Jesucristo, Señor Nuestro,
acudimos a ti en esta hora de tantas necesidades
en nuestra patria.
Nos sentimos inquietos y esperanzados,
y pedimos la fortaleza como don precioso de tu Espíritu.
Anhelamos ser un pueblo identificado con el respeto a la dignidad humana,
la libertad, la justicia y el compromiso por el bien común.
Como hijos de Dios,
danos la capacidad de construir la convivencia fraterna,
amando a todos sin excluir a nadie,
solidarizándonos con los pobres
y trabajando por la reconciliación y la paz.
Concédenos la sabiduría del diálogo y el encuentro,
para que juntos construyamos la civilización del amor
a través de una real participación y la solidaridad fraterna.
Tú nos convocas como nación y te decimos:
Aquí estamos Señor, junto a nuestra Madre,
María de Coromoto, para seguir
el camino emprendido y testimoniar la fe de un pueblo
que se une a una nueva esperanza.
Por eso todos juntos decimos: ¡Venezuela!
¡Vive y camina con Jesucristo, Señor de la historia!

Amén