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Espectacular historia la que narra el P. Santiago Quemada en su magnífico blog Un sacerdote en Tierra Santa:

Acontenció el 14 de julio de 2007. El franciscano Abuna Nirwan fue a visitar a su familia en Irak y fue hecho prisionero por el estado islámico que enseguida decidió acabar con su vida y ejecutarlo en un vídeo grabado como desgraciadamente suele ser habitual. El religioso, como humano, que es sintió miedo y se encomendó a Dios preparándose para morir.

Cuando estaban a punto de degollarlo sucedió un hecho extraordinario que habla bien del poder de Dios y de como sigue siendo el dueño y Señor de la Historia, actuando en favor de sus hijos fieles.

El ejecutor tomó su cabeza con su mano, le sujetó el hombro con fuerza, y levantó el cuchillo para degollarle, aunque de repente una fuerza misteriosa impidió que el verdugo pudiese mover el brazo.

Tras unos momentos de incertidumbre y suspense me preguntó : “¿Quién eres?” Yo contesté: “Un religioso”. Y él réplico: “¿Y por qué no puedo bajar el cuchillo? ¿Quién eres?“. Y ya, sin dejarme contestar me dejó en libertad.

“A partir de aquel día ya no temo morir. Sé que tarde o temprano moriré, pero tengo la certeza que será cuando se me quiera llevar. Desde entonces no tengo miedo a nada ni a nadie. Lo que me suceda será porque es voluntad de Dios, y Él me dará la fuerza para acoger su Cruz. Lo importante es tener fe. Dios cuida a los que creen en Él”.

Artículo publicado originalmente por Religión en Libertad