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En la vida de Santa Ángela de Foligno, pág. 6, se lee lo siguiente:

«Se apoderó de mi corazón, dice la Santa, un gran deseo de conocer el camino que conduce al Calvario, para establecer allí mi morada y escogerle cual casa de refugio, como muchos otros pecadores. Conocí por inspiración divina, que para lograr esta gracia era necesario desnudarme, a fin de estar más libre y más ligera. Me aclaró Jesús, cuál debía ser mi desnudez espiritual de este modo:

1.º Has de abandonar el lujo en los vestidos y demás adornos del cuerpo.

2.º Has de ahogar todo resentimiento contra las personas que te han ofendido.

3.º Debes quitar todo apego a las cosas de la tierra y amor desordenado a las criaturas, sean hombres, sean mujeres, sean parientes y amigos.

4.º Has de sacrificar, si Dios lo pide, tus bienes temporales y, por último, te exijo que te desnudes de ti misma, de tu propia voluntad y juicio, consagrándolo todo a mi Corazón. Este camino que has de seguir está sembrado de espinas, es el camino de las tribulaciones.”

Fortificado el espíritu de la Santa con los ejemplos de este Rey de las humillaciones aceptó con generosidad tales condiciones. Cubrió su cuerpo con modestos vestidos, se abstuvo de manjares delicados, y no retrocedió ante las burlas de los mundanos por su cambio de vida, sufrió con santa paciencia todas las críticas y reconvenciones. Luego dispuso Jesús la muerte de mi madre, la cual era para mi perfección un grande obstáculo.

Libre ya de compromisos terrenos, concluye la Santa, ha quedado mi corazón inundado de consuelo, el Corazón de Jesús ha sido mi modelo y mi guía, he resuelto entregarle toda mi voluntad, tomando la voluntad de Jesús como norma de mi conducta y centro de mi felicidad.

PROPÓSITO

Procuraré andar con la vista modesta por las calles, sin levantar la voz con algún grito inmoderado.

JACULATORIA

Venza, oh Jesús, mis pasiones, para hallar la paz en el corazón.