
¡Miradla! ¡Qué bonita es
la Catedral de Palma!
Si de lejos la ves
una silueta parece
recortada sobre el telón
celeste del cielo,
mas si te acercas a ella
del entorno se hace dueña
excelsa y monumental
como una nave espacial
que del suelo no despega.
Un hontanar a su vera
al ocre de su piedra
le quita la sed
y el mar de la bahía,
de la que ella es vigía,
se postra a sus pies.
¡Miradla! ¡Admiradla!
¡Qué bonita es,
entre el cielo y el agua,
la Catedral de Palma!