
Mr Maurette fue pervertido por los protestantes y estuvo del 1841 al 1846 predicando como protestante en su ex parroquia para que más católicos abandonaran la Iglesia Católica. Incluso llegó a enviar una carta al Papa diciéndole que apostatara de la fe Católica. Al final en 1847, habiendo contemplado lo que era el protestantismo y muy arrepentido por lo que había hecho, fue tocado por la gracia de Dios y escribió: ”Cuando en 1841 cesé en mis funciones de sacerdote de la Iglesia romana, por la lectura de algunos opúsculos hijos de una pluma protestante, estaba persuadido de que los religionarios eran los hijos de Dios, sus escogidos, la nación Santa, los amigos y hermanos de Nuestro Señor Jesucristo, y que semejantes a los antiguos cristianos, no formaban más que un solo corazón, una sola alma. Pero por lo que pude ver y observar después, me convencí en mil y mil ocasiones de que estaba completamente alucinado.
Así en Suiza como en Francia, solo encontré entre ellos división; y estoy seguro de que lo mismo sucede en Alemania e Inglaterra. De aquí es, que cada cual toma el nombre que mas le gusta. llamándose Darbistas, Pietistas, Baptistas, Memnonitas, Wesleyanos, Metodistas, Puseistas, Racionalistas, Separatistas, Milenianos, Cuakeros… Atendido este estado de cosas, me creería culpable ante Dios y ante los hombres, si persistiera en mi plan de propagar por este país el Protestantismo, no dudando de que si continuara mi idea, dentro de más o menos tiempo, se formarían lo mismo que en los demás parajes, tantas sectas cuantas docenas de protestantes habría. En este concepto amigo como soy de la unión, de la paz, y del bien, abandono francamente mi empresa, e invito a los religionarios pacíficos que gimen al ver tamaño desorden, a que depongan a los pies de Jesucristo Crucificado todas las preocupaciones que les impiden volver al seno de la Iglesia Católica romana, fuera de la cual no descubro unión, amor, ni caridad.
He dicho que abandonaba mi empresa; más no lo haría sino a medias, sino condenara todos los escritos que publiqué en 1844,1845,1846, desde el primero hasta el último, y no me retractara, como en efecto condeno y me retracto de todas las proposiciones contrarias a las decisiones de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, a la cual me someto con entera voluntad” He aquí a un apóstata, que lo fue por ignorancia, esto es, sin conocer a fondo la Religión que abandonaba, ni la que abrazaba. Más esta misma ignorancia disminuyó su culpa a los ojos de Dios, y por lo mismo, gracias a su misericordia infinita, tuvo la dicha de arrepentirse de sus yerros y volver al buen camino.