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«Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos» En esta ocasión les contamos la impresionante historia de Marcus, un iraquí que creció en medio del estado islámico, profesando la religión de los seguidores de Mahoma hasta que tuvo una espectacular conversión a la fe cristiana tras haber soñado con Jesús.

Bautizarse en según que países es sinónimo de estar dispuesto a jugarse la vida, pues han sido muchos los cristianos muertos en países como Irak. Tras el gozo del bautismo, a partir de ahí su vida no fue nada fácil y estuvo a punto de perderla en varias ocasiones, pues sufrió varios atentados contra su integridad, aunque Dios le hizo salir salvo y sano de manera increíble en varias ocasiones.

De todas ellas Marcus da un impresionante testimonio de como fue atacado duramente por miembros del ISIS, que intentaron quemarlo vivo por su fe. Milagrosamente pudo salir completamente ileso en medio del fuego ante numerosos testigos.

«Me estaban golpeando con grandes piedras en mi cuerpo», explicó el hombre, y agregó que las piedras no le estaban afectando. «Finalmente, me mojaron con 20 litros de gasolina. Me prendieron fuego, pero no me quemé”, continuó. Luego puedo huir del lugar por el otro lado, ante el asombro de los terroristas.

Marcus ha dado muestras de gran fortaleza en medio de tanta dificultad. Recordemos que la fortaleza es la virtud moral que asegura en las dificultades la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien. Reafirma la resolución de resistir a las tentaciones y de superar los obstáculos en la vida moral. La virtud de la fortaleza hace capaz de vencer el temor, incluso a la muerte, y de hacer frente a las pruebas y a las persecuciones. Capacita para ir hasta la renuncia y el sacrificio de la propia vida por defender una causa justa. “Mi fuerza y mi cántico es el Señor” (Sal 118, 14). “En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: Yo he vencido al mundo” (Jn 16, 33).

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