
TRECENA DEL GLORIOSO SAN ANTONIO DE PADUA
D. GIL DE CASTRESANA, ORTIZ DE ORIVE, VILLOTA, GONZALEZ DE SANTA CRUZ, AYUDA DEL REAL OFICIO DE LA FURRIERA DE S.M.C.
Se refiere los enfermos curados por el Santo
Alfonsa hija del Rey de Portugal se hallaba gravemente enferma, y cerca del término de su edad juvenil. Teresa su madre recordaba siempre en sus frecuentes oraciones a Antonio el amor debido a su Patria, los beneficios tan innumerables que había dispensado a tantas Ciudades, y Pueblos extranjeros, la protección de la Infanta moribunda, de la Corona, y de todo el Reino desalentado con la enfermedad de ella. Así se encomendaba al Santo la acongojada Reina, cuando de improviso vio a la Infanta sobrecogida de un cruel síncope, con lo que la juzgó enteramente muerta. Se apareció entonces el Santo a la desmayada doncella, y la dijo, que escogiese a su voluntad, irse al Cielo con él, o quedar viva en la tierra, para consuelo de su madre. Eligió la sencilla jovencita el segundo partido, y alargándola Antonio el cordón la dijo que le besase. Volvió en sí entonces la Infanta, y dirigiendo la palabra a su madre empezó a hablar en voz alta diciendo que allí se hallaba San Antonio, y que le tenía prendido por el cordón que le había dado a besar, con lo cual ya la había restituido la salud.
Abrazándose entonces la madre con la hija, adoró al Santo, que no se dejó ver de ella, con abundancia de lágrimas, y recobró a su hija ya moribunda: y deseando manifestarse completamente agradecida a tan singular beneficio mandó que en la villa de Alenquer donde residía en aquel tiempo, se celebrase y publicase por todos el milagro, dando todo el Reino las debidas gracias al Santo por la salud restituida a su Princesa. Se omiten otros infinitos milagros sobre el mismo asunto, según puede reconocerse en el mismo autor.
Oración a S. Antonio
A ti Antonio Santo que eres el singular médico, y medicina de todas nuestras enfermedades, así corporales como espirituales, recurro devotamente esta mañana pidiéndote eficazmente que cures mi cuerpo, o le preserves de males; y que esta mi alma curada por Dios con salud perfecta por tu especial intercesión, la preserves de todo peligro de enfermedad culpable, a fin de que disfrutando completa salud en este mundo, pueda gozar eternamente de aquel Médico Divino, que con su Encarnación, y muerte, restituyó al mundo entero la verdadera salud. Amén.