
Siempre es un motivo de alegría celebrar los santos sacramentos, deseando que se den con las debidas condiciones, tal y como lo prescribe la Iglesia.
El famoso futbolista del Real Madrid y de la selección española por fin hoy día 15 de junio contrae matrimonio con Pilar Rubio en la Iglesia Católica tras haber recibido el jugador el sacramento del bautismo unos días antes, un hecho trascendente, pues es necesario el bautismo para entrar en el Reino de los Cielos.
El evento tendrá lugar, Dios mediante, en la catedral de Sevilla, dada la vinculación del futbolista con la capital andaluza y asistirán diversas personalidades del mundo del deporte y el espectáculo.
Es muy positivo que hayan formalizado la relación ante Dios y es de desear que a partir de ahora lleven una vida cristiana practicante y coherente. Sergio Ramos para poder casarse por la Iglesia se tuvo que bautizar recientemente, lo que también es motivo de alegría.
Es deseo de buenos cristianos desear que todo el mundo se case como Dios manda, sellando su alianza con Dios ante el altar. Tienen una oportunidad de iniciar una vida ordenada y de dar buen ejemplo de su matrimonio.
La iglesia nos enseña que el consentimiento por el que los esposos se dan y se reciben mutuamente es sellado por el mismo Dios (cf Mc 10,9). De su alianza “nace una institución estable por ordenación divina, también ante la sociedad” (GS 48,1). La alianza de los esposos está integrada en la alianza de Dios con los hombres: “el auténtico amor conyugal es asumido en el amor divino” (GS 48,2).
Por tanto, el vínculo matrimonial es establecido por Dios mismo, de modo que el matrimonio celebrado y consumado entre bautizados no puede ser disuelto jamás. Este vínculo que resulta del acto humano libre de los esposos y de la consumación del matrimonio es una realidad ya irrevocable y da origen a una alianza garantizada por la fidelidad de Dios. La Iglesia no tiene poder para pronunciarse contra esta disposición de la sabiduría divina (cf CIC can. 1141).