
Nos llega esta preciosa imagen al correo de la página donde podemos contemplar a este bendito animal postrándose ante Dios como en su día hiciera la famosa mula con san Antonio.
Esto nos recuerda que hasta las bestias adoran a su Dios. Ellas son criaturas irrracionales, pero Dios permite estos signos visibles donde la creación entera honra al creador. Pensemos el himno a la creación de San Francisco de Asís donde todas las criaturas, animadas e inanimadas, alaban al Señor. Lo más grave de todo es que muchas personas no lo hacen e incluso desprecian e insultan al Creador y autor de todo bien.
Muchas personas con una visión puramente horizontalista e inmanentista pueden pensar que el simpático animalito se está estirando simplemente como hacen los futbolistas antes de saltar al campo y niegan todo tipo de trascendencia o visión sobrenatural.
Sin emabargo los que creemos en la Eucaristía y en la presencia viva y real del Señor que transforma vemos este hecho perfectamente posible, aunque claro tampoco se puede asegurar con certeza absoluta.