

El número 1 mundial del tenis es una gran enamorado de Cristo. Y el serbio se averguenza de manifestarlo en público. No es raro ver a Novak Djokovic invocando a Cristo durante un encuentro o llevando una cruz alrededor de su cuello para atestiguar su afecto hacia Cristo.
Para él, sus convicciones religiosas están en primer plano, mucho antes que sus 75 títulos, incluyendo 16 torneos de Grand Slam, ganados en individual desde el principio de su carrera. “Este es el título más importante de mi vida porque, antes que deportista, soy cristiano”
Novak Djokovic pone de buen grado su dinero al servicio de los más pobres o para ayudar a causas importantes para él. Que el lector juzgue por sí mismo. El pasado mes de diciembre, la Novak Djokovic Foundation, de la que es uno de los principales benefactores, financió la renovación de una escuela en Požega (Serbia) con 94.000 euros.
El pasado mes de octubre, el tenista anunció la apertura de un restaurante en Serbia que ofrece comida gratis a personas sin hogar y necesitadas de Serbia.
Es cristiano ortodoxo, no es católico (conviene recordarlo). Los sacramentos ortodoxos son válidos pero no legítimos, ya que es una herejía que desobedece la Voluntad de nuestro Señor Jesucristo de que la salvación sólo se encuentra en Su Iglesia. Por supuesto que respeto la libertad de todo ser humano, y que nuestros hermanos cismáticos están mucho más cerca de nosotros que los paganos y ateos… pero hay que tener en cuenta su error, ya que el error como tal no tiene derecho a ser respetado. Un ortodoxo que conoce la existencia del catolicismo y no quiere convertirse se encuentra en grave pecado.
Esto es lo que le dijo a Ana Catalina Emmerick su ángel de la guarda cuando alabó a los protestantes piadosos (sirve también para los ortodoxos):
“Mi guía espiritual me ha reprendido por haberme excedido en alabar a los infieles piadosos (*protestantes). Me dijo si no sabía quién era y a quién pertenecía. Y recalcó que soy una religiosa consagrada a Dios y a la Iglesia, ligada por santos votos; que debo alabar a Dios y a la Iglesia, orando llena de compasión por los infieles; que debería saber mejor lo que es la Iglesia, que es su Cuerpo místico, pero a los que se han desprendido de su Cuerpo y le han causado profundas heridas, a ellos debo compadecerlos y pedir a Dios que se conviertan, ya que alabando a estos desobedientes me hacía partícipe de su culpa; que esa alabanza no era caridad, porque con ella se enfría el verdadero celo por la salvación de las almas. Verdad es que entre ellos hay muchos buenos, de los cuales me compadezco, pero están separados de la Iglesia y divididos entre sí. Cuando brota en ellos alguna devoción, se levanta al mismo tiempo en sus almas un sentimiento de arrogancia y desvío de su madre Iglesia. Quieren ser piadosos, pero no quieren ser católicos.
Por esta razón, aun entre los mejores, veo algo defectuoso, veo juicio propio, dureza y orgullo. Sólo van por buen camino los infieles que, no conociendo a la única Iglesia santificadora, viven tan piadosamente como pueden… Cuando en mis visiones veía herejes bautizados que se unían con la Iglesia, me parecía verlos salir de entre los muros de la iglesia y aparecer en el altar ante el Santísimo Sacramento; mientras que los no bautizados, los judíos, turcos y paganos que se convierten veíalos entrar por la puerta del templo.
(*) En sus conversaciones con Ana Catalina, al hablar de los protestantes Clemente Brentano alaba su honradez y su vida concertada. Ella es reprendida por su ángel de la guarda por admitir sin objeciones estas afirmaciones.
Por cierto, sería mejor que los comentarios estuvieran justo después del artículo, y antes de la publicidad. Si no es realmente difícil encontrar la casilla de los comentarios, y todavía más difícil leer comentarios de otros lectores.
saludos