
Ígneo Ignacio de ardiente espíritu guerrero,
de noble cuna de estirpe vascongada,
la bala de un cañón fue insospechada
semilla de tu santidad,
pues cojo te dejó y tu ardor guerrero
en fuego transformó
de Fe que expandirías por el orbe entero.
Con tu Compañía de Jesús fuiste el primero
en combatir las herejías de Lutero
y tus ejercicios espirituales nos dejaste
como legado imperecedero.
San Ignacio de Loyola,
para mayor gloria de Dios
y para mayor gloria española.