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Modelo de confianza y de amor a María Inmaculada fue el V. P. Gaspar Dragonetti, de las Escuelas Pías.

Movido de superior impulso, pidió un día a la Santísima Virgen le alcanzara luz para conformarse enteramente con la divina voluntad; apareciósele María, y le dijo: “Enseña por mi amor a los pobrecitos.” Obediente al mandato de la Reina de los cielos, enseñó gratuitamente griego y latín en su patria y en Roma. Su virtud y su erudición le granjearon pronto el aprecio de los personajes de esta ciudad.

A los 94 años de edad se asoció a San José de Calasanz, que acababa de abrir escuelas para niños pobres en la capital del mundo cristiano. Hallábase orando un día en la Iglesia, cuando se le apareció la Santísima Virgen, y puso en sus brazos al Niño Jesús que, acariciándole, le daba las gracias por su labor asidua en la enseñanza de la juventud.

Se cree que con un ardiente amor a la Santísima Virgen conservó la inocencia bautismal hasta su muerte, acaecida a los 120 años de edad.

Oración

Oh, María, Virgen Inmaculada; sois la verdadera alegría y la más segura paz del mundo cristiano. En Vos está el paraíso de todas las delicias, en Vos el árbol de la vida, en Vos la defensa de vuestros hijos, en Vos el puerto seguro de los que navegan en el mar proceloso de este mundo. ¡Oh, María! fuente sellada del divino Espíritu, templo augusto y trono resplandeciente de Dios, fuisteis la reparación de la ruina de Adán y el precio del rescate de Eva, prometida por Dios para quebrantar la cabeza de la serpiente; sed siempre nuestra Madre. Amén.

Por el RVDO. P. DIONISIO FIERRO GASCA ESCOLAPIO.