
Seegún un reciente estudio del centro de investigación Pew Research en Estados Unidos, el 69% de católicos están convencidos de que la hostia y el vino consagrado son meros símbolos y allí no está realmente presente el Señor.
Es un pena que la mayoría de los católicos va perdiendo la fe en la presencia real, probablemente contagiados por las ideas protestantes.
La Iglesia enseña que el modo de presencia de Cristo bajo las especies eucarísticas es singular. Eleva la Eucaristía por encima de todos los sacramentos y hace de ella «como la perfección de la vida espiritual y el fin al que tienden todos los sacramentos» (Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae 3, q. 73, a. 3).
En el Santísimo Sacramento de la Eucaristía están «contenidos verdadera, real y substancialmente el Cuerpo y la Sangre junto con el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y, por consiguiente, Cristo entero» (Concilio de Trento: DS 1651). «Esta presencia se denomina «real», no a título exclusivo, como si las otras presencias no fuesen «reales», sino por excelencia, porque es substancial, y por ella Cristo, Dios y hombre, se hace totalmente presente» (MF 39).
Mediante la conversión del pan y del vino en su Cuerpo y Sangre, Cristo se hace presente en este sacramento. Los Padres de la Iglesia afirmaron con fuerza la fe de la Iglesia en la eficacia de la Palabra de Cristo y de la acción del Espíritu Santo para obrar esta conversión.