
UNA MADRE ABOFETEA A SU HIJO PARA SALVARLO ANTE UN GRAVÍSIMO PELIGRO. EL HIJO “APRENDE” DE LA BOFETADA.
(las profanaciones y blasfemias contra NUESTRA SEÑORA tendrán terribles castigos eternos)
Apariciones en Castilla y Cataluña: siglos XIV-XVI (Escrito por William A. Christian, historiador religioso americano).
EJEMPLO
No puede sufrir la Virgen que sirva al pecado una cosa que le está consagrada. ¿Cómo podrá ver con mancha de culpa una alma comprada con la sangre de su divino Hijo? Hubo un secretario de una hermandad de María en Sevilla, el cual hizo trabajar con mucha delicadeza en seda y oro dos plumas para escribir los nombres de los congregantes, las patentes y demás apuntaciones de su oficio; las vio un joven de la misma congregación, le gustaron, y quitó una; pero le costó muy caro, no tanto por el hurto como por el uso que hizo de ella.
Tenía este joven trato con una mujer poco honesta, y queriendo escribirle tomó aquella pluma que había robado; al comenzar recibió una fuerte bofetada sin ver la mano que le hería, pero sí oyó estas palabras:
¿Y aún tienes atrevimiento, malvado, de profanar una cosa que me está dedicada? Al golpe repentino y terrible voz se desmayó el miserable: una oculta fuerza le quitó de la mano la pluma, cae en tierra, vuelve en sí, reconoce su error, pide perdón humildemente, y propone la enmienda. Mas no por esto desapareció la señal, pues por muchos días tuvo amoratada la mejilla, y en ella la marca, para que conociese que no era de mano terrena; y aunque con la boca hubiese querido callar el hecho, lo manifestaba con el semblante. Mejor le hubiera estado haber escrito con la pluma el nombre de María a imitación de muchos santos.
OBSEQUIO
Examinar la conciencia, y si hallamos haber cometido algún pecado mortal, confesarnos al punto, y si no detestar los de la vida pasada.
JACULATORIA
Soltad, Señora, nuestras cadenas y dad luz a nuestras almas.