
Precioso cuadro de Ferrer Dalmau, en el que el mismo Cristo va a llevar al Cielo el alma de un joven tradicionalista, muerto en combate, por Dios y por España.
Recordemos que los carlistas solían ir al frente después de confesarse y comulgar. Es la mejor manera de prepararse para la batalla, la batalla final donde se dirime la salvación de nuestra alma.