
Las personas que quieren avanzar en la vida espiritual y tienen grandes deseos de santidad suelen sufrir a menudo viendo como con el paso del tiempo apenas avanzan en la vida espiritual y suelen tener las mismas caídas y defectos de siempre. Tampoco ven una referencia de santidad a su alrededor que les ayude a caminar por la senda estrecha y empinada.
El alma se turba porque se ve muy imperfecta y muy inconstante en los buenos propósitos, que una y otra vez no se pueden cumplir. Les cuesta iniciar unos buenos hábitos de vida porque siempre la naturaleza tira para abajo. Estas almas suelen estar en gracia de Dios, pero no avanzan en la vida espiritual. A veces se añade la presión de un ambiente hostil y las malas compañías que nos alejan del camino de la virtud.
En esos momentos de muchas dudas, de profundas crisis, es donde no hay que perder la esperanza y renovar con más fuerza los propósitos de santidad, no basados en nuestras propias fuerzas sino confiando en Dios. Hay que reconocer nuestra debilidad y miseria con sencillez y confiar en que el Señor no nos va a abandonar. Puede ayudar recitar esta sencilla oración.
Dios todopoderoso y eterno, mira compasivo nuestra debilidad y extiende sobre nosotros tu mano protectora. Tú sabes que somos débiles y no podemos perseverar en medio de tantos peligros. Danos la salud de alma y cuerpo para vencer, con tu ayuda, los males del pecado. Por Cristo nuestro Señor. Amén.