
La Indulgencia plenaria le ofrece al pecador arrepentido y confesado el beneficio de eliminar totalmente la deuda que haya tenido durante su vida en este mundo hasta ese momento. La indulgencia parcial elimina la pena temporal en forma parcial.
Pues hay una oración muy sencilla y breve que se si reza con respeto ante una imagen de Jesús Crucificado.
ORACIÓN A JESÚS CRUCIFICADO
Mírame, oh mi amado y buen Jesús, postrado a los pies de tu divina presencia. Te ruego y suplico con gran fervor de mi alma, te dignes grabar en mi corazón sentimientos vivísimos de fe, esperanza y caridad, arrepentimiento sincero de mis pecados y propósito firme de nunca más ofenderte. Mientras yo, con todo el amor y dolor de que soy capaz, considero y medito tus cinco llagas, teniendo en cuenta aquello que dijo de ti, oh mi Dios, el santo profeta David: “Han taladrado mis manos y mis pies, y se pueden contar todos mis huesos”.
(Indulgencia plenaria en las condiciones de costumbre para quien reza esta oración frente a la imagen del Crucificado, después de la comunión – Pío P P. IX 31 de julio de 1850)