
El P. Alfonso de Zamora refiere lo siguiente:
En la ciudad de Valencia dio San Luis Beltrán un rosario bendito que había llevado de estas Indias a una persona de mucha calidad, diciéndole: “Tened en gran reverencia este rosario, porque en las Indias ha sanado enfermos, convertido pecadores y aun pienso que ha resucitado muertos.” Fue muy público en el reino de Granada, que en un pueblo donde el Santo predicaba, con el rosario resucitó a una muchacha de pocos años, hija de una india que había convertido.
Tenía el bienaventurado Padre aquel rosario en tan gran veneración, que enviaba algunas veces a pedirle a aquella persona a quien lo había dado, para ponérselo a los enfermos. A otra persona devota y espiritual, dijo claramente: “Dios me ha hecho la merced de que con este rosario he resucitado muertos.” En la Bula de canonización del Santo se consigna esto mismo, y se añade que con el rosario salvó a un náufrago, que por espacio de un día y dos noches estuvo en el mar nadando, al cual el Santo esperó en la orilla con vestido y alimento, sabiendo que arribaría allí. Dícese también en la misma Bula que aun cuando cayeran aguas torrenciales, se libraba de la mojadura el Santo y los que le acompañaban, por virtud del rosario. (P. Pradel).