
Hay cuatro razones principales por las que los sacerdotes abandonan el sacerdocio:
1) Porque se negaron a orar cada día.
2) Porque no evitaron las ocasiones de pecado y olvidaron que la prudencia es la ciencia de los santos.
3) Porque no tuvieron la humildad y el valor para hacer confesiones santas y completas. Jesús dijo: “Sin Mí, nada pueden realizar”
4) Porque vivían en pecado mortal y continuaban celebrando. Si un sacerdote está en estado de pecado mortal y celebra la Santa Misa, es una Misa sacrílega para él.
Cuando recibe la Comunión en este estado, realiza una Comunión sacrílega. Entonces, ¿cómo puede un sacerdote en estado de pecado mortal predicar bajo la inspiración y la fuerza del Espíritu Santo? ¿Cómo puede predicar si está endemoniado? Sacerdotes, vayan y hagan una santa confesión y se volverán en excelentes predicadores.
El Espíritu Santo les hablará a ustedes y por medio de ustedes, y salvarán a miles de almas de ir al Infierno. Un día, el Santo Cura de Ars recibió la visita de un joven sacerdote de una parroquia cercana. Este sacerdote tenía gran interés de conocer personalmente al Cura de Ars.
Después del almuerzo, el Cura de Ars le dijo: “¿Serías tan amable de escuchar mi confesión?” El joven sacerdote por poco se cae de su silla ante la súplica del Cura de Ars de escuchar la confesión de este admirable sacerdote con fama de santidad. ¡Los Santos se confiesan! Y los que se confiesan se vuelven Santos.
Cruzada de Oración No. 22
Oración para que el Clero Católico la rece
“Oh mi Amado Jesús, Mantenme fuerte y la llama de mi amor por Ti encendida, en todo momento de mi día. Nunca permitas que esta llama de amor por Ti parpadee o muera. Nunca permitas que me debilite ante la presencia de la tentación. Dame las gracias necesarias para honrar mi vocación, mi devoción, mi lealtad y para defender las enseñanzas de la Iglesia Católica Ortodoxa. Te ofrezco mi lealtad en todo momento. Yo me comprometo a luchar en Tu ejército, para que así la Iglesia Católica pueda levantarse otra vez en gloria para darte la bienvenida a Tí, querido Jesús, cuando vengas de nuevo. Amén.”
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