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El peligro moral proviene de Occidente», dijo hace unos días el arzobispo de Cracovia Marek Jędraszewski, un prelado tradicional que apoya con orgullo el movimiento a Ley y Justicia (PiS en sus siglas polacas), el partido nacional-conservador que gobierna Polonia desde otoño de 2015. Por su parte, el Occidente contra el que alertaba era la Unión Europea, la cual sufre el cáncer de la corrupción moral según el clero polaco.

A raíz de las marchas del orgullo LGBT que recorren Berlín o Londres, la legalización del matrimonio homosexual más la libertad para adoptar niños, la inclusión de los estudios de género en las aulas el sector conservador de la Iglesia polaca cierra filas en torno a la Tradición de la Iglesia.

Y es curioso que si bien la iglesia polaca era muy entusiasta de Juan Pablo II o incluso de Benedicto XVI, ahora con Francisco se muestra obstensiblemente más fría. Incluso a veces pareciera que ignoran la figura del Papa argentino. Es un tema muy delicado, pues se trata de la figura del sucesor de Pedro, pero cada vez hay un divorcio mayor entre él y los sectores más tradicionales de la Iglesia, en donde el obispado polaco es uno de los abanderados.

En cualquier caso debemos rezar mucho por el Papa y por la Iglesia en estos momentos de tanta confusión y turbación donde la división esta presente en el seno de la barca de Pedro. ¿Quizás se estén cumpliendo las profecías de La Salette en donde obispos se enfrentan a obispos y muchos miembros del clero son cloacas de impureza?

En cualquier caso el camino seguro es rezar y ser fiel a la doctrina tradicional que siempre ha enseñado la Iglesia a lo largo de los siglos. Rezar y vivir santamente, que nuestro comportamiento sea coherente en todo momento con la exigencias del Evangelio.