
Aunque no hay por dudar en principio de la buena intención, lo que habría que preguntarse si hay necesidad de desacralizar un lugar sagrado para dar de comer a los pobres. ¿No se puede habilitar otro lugar más apropiado?
La casa de Dios debe dedicarse en exclusiva al culto divino y a las ceremonias litúrgicas. Actividades como conciertos, aunque sean sacros, es mejor que sean en otro recinto más adecuado.
En el marco del Mes de la Solidaridad en Chile, la comunidad de la Catedral de Temuco abrió sus puertas para acoger con un almuerzo a 25 personas en situación de alta vulnerabilidad. El 14 de agosto asistieron hasta el lugar algunas personas sintecho, con enfermedades graves, que viven en soledad, entre otras situaciones; para compartir con los laicos y el Obispo de Temuco, Mons. Héctor Vargas.
El párroco del Sagrario, P. Juan Andrés Basly, explicó que se acercaron “al mundo del sufrimiento, del dolor” luego de ver a “tantos hermanos en la calle” que piden alimento y cuyo “refugio es el atrio de la catedral”; piden “una monedita”, o alojan en las entradas de los bancos o multitiendas”.