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31 de Diciembre

La Iglesia concede Indulgencia Plenaria a todo fiel cristiano que rece públicamente el Te Deum en acción de gracias a Dios por el año vivido.

1 de Enero

La Iglesia concede Indulgencia Plenaria a todo fiel cristiano que rece públicamente el Veni Creator al Espíritu Santo pidiendo por el nuevo año que comienza.

Nota: Pueden ser ofrecidas por uno mismo o por un ser querido difunto (por otro vivo no). Para ganarlas siempre hay que cumplir, antes de que pase una semana, las Condiciones Habituales (Deseo interior de rechazar el pecado, Confesar, Comulgar y Rezar por el Papa).

Recordemos que son las indulgencias

Todo pecado lleva consigo una culpa y una pena. Culpa es la ofensa hecha a Dios; pena es el castigo que dicha ofensa merece. La culpa de los pecados se borra a través de la confesión. La pena, llamada ‘pena temporal’, hay que expiarla en esta vida o en el purgatorio. En la vida se satisface con todo acto de amor de Dios y toda obra buena hecha en estado de gracia, así como a través de las indulgencias.

La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones, consigue por mediación de la Iglesia (..). (Código de Derecho Canónico de 1983, Libro I, Título IV, Capítulo IV, Canon 992).

Las indulgencias se pueden ganar para uno mismo o aplicarlas a los difuntos (uno por indulgencia). Nunca pueden aplicarse las indulgencias a otras personas vivas.

Las indulgencias se agrupan en dos tipos:

* Indulgencias plenarias: borran todo resto de pecado dejando el alma dispuesta para entrar inmediatamente en el cielo.

* Indulgencias parciales: borran parte de la pena que los pecados cometidos reclaman.

2 Comentarios

  1. COSTUMBRE TRADICIONAL:

    EL REZO DEL TE DEUM AL FINAL DEL AÑO

    Excelente Oración para dar gracias por el año que culmina, recordando que quién reza el “Te Deum” públicamente, gana indulgencia plenaria este 31 de Diciembre, cumpliendo las condiciones normales….

    Te Deum laudamus:
    te Dominum confitemur.
    Te aeternum Patrem,
    omnis terra veneratur.
    Tibi omnes angeli,
    tibi caeli et universae potestates:
    tibi cherubim et seraphim,
    incessabili voce proclamant:
    Sanctus, Sanctus, Sanctus
    Dominus Deus Sabaoth.
    Pleni sunt caeli et terra
    maiestatis gloriae tuae.
    Te gloriosus Apostolorum chorus,
    te prophetarum laudabilis numerus,
    te martyrum candidatus laudat exercitus.
    Te per orbem terrarum
    sancta confitetur Ecclesia,
    Patrem immensae maiestatis;
    venerandum tuum verum et unicum Filium;
    Sanctum quoque Paraclitum Spiritum.
    Tu rex gloriae, Christe.
    Tu Patris sempiternus es Filius.
    Tu, ad liberandum suscepturus hominem,
    non horruisti Virginis uterum.
    Tu, devicto mortis aculeo,
    aperuisti credentibus regna caelorum.
    Tu ad dexteram Dei sedes,
    in gloria Patris.
    Iudex crederis esse venturus.
    Te ergo quaesumus, tuis famulis subveni,
    quos pretioso sanguine redemisti.
    Aeterna fac
    cum sanctis tuis in gloria numerari.
    Salvum fac populum tuum, Domine,
    et benedic hereditati tuae.
    Et rege eos,
    et extolle illos usque in aeternum.
    Per singulos dies benedicimus te;
    et laudamus nomen tuum in saeculum,
    et in saeculum saeculi.
    Dignare, Domine, die isto
    sine peccato nos custodire.
    Miserere nostri, Domine,
    miserere nostri.
    Fiat misericordia tua, Domine, super nos,
    quem ad modum speravimus in te.
    In te, Domine, speravi:
    non confundar in aeternum.
    ————————————————
    Texto en español

    A ti, oh Dios, te alabamos,
    a ti, Señor, te reconocemos.
    A ti, eterno Padre,
    te venera toda la creación.
    Los ángeles todos, los cielos y todas las potestades te honran.
    Los querubines y serafines te cantan sin cesar:

    Santo, Santo, Santo es el Señor,Dios de los ejércitos.
    Los cielos y la tierra
    están llenos de la majestad de tu gloria.
    A ti te ensalza el glorioso coro de los apóstoles,
    la multitud admirable de los profetas,
    el blanco ejército de los mártires.
    A ti la Iglesia santa,
    extendida por toda la tierra,te aclama:
    Padre de inmensa majestad,
    Hijo único y verdadero, digno de adoración,
    Espíritu Santo, defensor.
    Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
    Tú eres el Hijo único del Padre.
    Tú, para liberar al hombre,
    aceptaste la condición humana sin desdeñar el seno de la Virgen.
    Tú, rotas las cadenas de la muerte,
    abriste a los creyentes el Reino de los Cielos.
    Tú sentado a la derecha de Dios en la gloria del Padre.
    Creemos que un día has de venir como juez.
    Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos, a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
    Haz que en la gloria eterna nos asociemos a tus santos.
    Salva a tu pueblo, Señor,
    y bendice tu heredad.
    Sé su pastor
    y ensálzalo eternamente.
    Día tras día te bendecimos
    y alabamos tu nombre para siempre,
    por eternidad de eternidades.
    Dígnate, Señor, en este día guardarnos del pecado.
    Ten piedad de nosotros, Señor,
    ten piedad de nosotros.
    Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
    como lo esperamos de ti.
    En ti, Señor, confié,
    no me veré defraudado para siempre.

  2. 1 de Enero

    La Iglesia concede Indulgencia Plenaria a todo fiel cristiano que rece públicamente el Veni Creator al Espíritu Santo pidiendo por el nuevo año que comienza.

    Nota: Pueden ser ofrecidas por uno mismo o por un ser querido difunto (por otro vivo no). Para ganarlas siempre hay que cumplir, antes de que pase una semana, las Condiciones Habituales (Deseo interior de rechazar el pecado, Confesar, Comulgar y Rezar por el Papa).

    VENI CREATOR

    Ven, Espíritu Creador,
    visita las almas de tus fíeles
    y llena de la divina gracia los corazones,
    que Tú mismo creaste.

    Tú eres nuestro Consolador,
    don de Dios Altísimo,
    fuente viva, fuego, caridad
    y espiritual unción.

    Tú derramas sobre nosotros los siete dones;
    Tú, el dedo de la mano de Dios;
    Tú, el prometido del Padre;
    Tú, que pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.

    Enciende con tu luz nuestros sentidos;
    infunde tu amor en nuestros corazones;
    y, con tu perpetuo auxilio,
    fortalece nuestra débil carne,

    Aleja de nosotros al enemigo,
    danos pronto la paz,
    sé Tú mismo nuestro guía,
    y puestos bajo tu dirección,
    evitaremos todo lo nocivo.

    Por Ti conozcamos al Padre,
    y también al Hijo;
    y que en Ti, Espíritu de entrambos,
    creamos en todo tiempo.,

    Gloria a Dios Padre,
    y al Hijo que resucitó,
    y al Espíritu Consolador,
    por los siglos infinitos. Amén.

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