
TRECENA DEL GLORIOSO SAN ANTONIO DE PADUA
Se exponen los libertados de miserias, y tentaciones del diablo.
Cierto hombre curioso pero simple, y de poco espíritu fue seducido por un Nigromántico, que le prometió el descubrimiento, de muchos secretos. Metiolo pues en un recinto suyo, en que corriendo en un instante muchos demonios, se atemorizó el desdichado de suerte, que salió de sí mismo. Empezaron luego los demonios a maltratarle, y dejándole sin vista, ni uso de la lengua, desaparecieron. Puesto en este miserable estado el pobre hombre hizo que le condujeran a la Iglesia del Santo, y arrepentido de su yerro, se recomendó de corazón a su intercesión.
Y asistiendo al Sacrificio de la Misa al llegar el Sacerdote, que celebraba a aquellas palabras, benedictus qui venit in nomine Domime recobró la vista, con admiración de todos los circunstantes, pero no la lengua. Se detenía el celebrante con motivo de la novedad, y del bullicio, que se oía en la Iglesia, cuando reunidos los más juiciosos, y más devotos asistentes, se pusieron en oración por la completa salud de aquel desdichado. Prosiguió entre tanto la Misa el Sacerdote, y llegado al Agnus Dei empezó a hablar el mudo, y levantar el grito hasta el Cielo, alabando, y glorificando a Dios en su Santo, que tan repentinamente le había restituido la vista, y lengua, que le habían quitado los demonios.