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A medida que pasan los días siguen desvelando más detalles sobre la vida católica de Kobe Bryant, de la que no se se sabe gran cosa, pero sí algunos detalles muy significativos que hablan de la finura de su alma y de sus deseos de agradar a Dios respetando lo más sagrado como el descanso dominical.

Al famoso jugador no le agradaba tener que jugaba los domingos porque es el día del Señor como manifestó en una ocasión. Si bien lo hacía, porque no tenía otro remedio, lo hacía muy a regañadientes sabiendo que no era lo más perfecto, pero que las exigencias del mundo moderno obligaban a ello.

El tercer mandamiento de la Ley de Dios nos ordena santificar las fiestas. Por ello la Iglesia preceptúa que los domingos y fiestas de guardar cese todo trabajo que impida ese fin. Así se dedica el día al culto de Dios y al descanso. Además de cumplir el precepto dominical, se puede rezar, estar con la familia, realizar excursiones, leer un buen libro, hacer obras de caridad etc. Obviamente no son lícitas las diversiones que ofendan a Dios como bailes y espectáculos.

El Santo Cura de Ars era muy severo en sus sermones acerca del trabajo en domingo y las fiestas pecaminosas. Afirmaba que quienes incumplían estos preceptos iban derechos al infierno. La enseñanza tradicional de este santo varón sigue vigente en nuestros días.

En el Código de Derecho Canónico establece esta obligación en el canon 1247: El domingo y las demás fiestas de precepto los fieles tienen obligación de participar en la Misa; y se abstendrán además de aquellos trabajos y actividades que impidan dar culto a Dios, gozar de la alegría propia del día del Señor, o disfrutar del debido descanso de la mente y del cuerpo.