
El Beato Rolando Rivi, murió mártir a los 14 años.
No se quiso quitar la Sotana.
Vivía en una época muy peligrosa, pues estaba rodeado de grupos comunistas que odiaban mucho a la Iglesia y se dedicaban a matar sacerdotes.
“¡Quítate la sotana! Es mejor que no la utilices”, le rogaban sus padres, para que no le hicieran daño.
El contestó: “Pero ¿por qué? ¿Qué mal hago llevándola?
No tengo ninguna razón para dejar de usarla. Estudio para ser sacerdote y debo vestir en señal de que pertenezco a Jesús”.
“No tengo miedo ni estoy asustado. No puedo esconderme. Pertenezco a Dios”
El crimen, la gloria:
El joven seminarista, después de salir de la Iglesia para volver a casa, nunca jamás regresó.
Sus padres y vecinos temieron lo peor. Se le buscó durante tres días, hasta que su padre y Don Alberto encontraron el cadáver, plagado de señales de tortura y martirio. Como se supo después, el joven seminarista padeció tres días continuados de tormentos y humillaciones, con insultos a Dios, Cristo y la Iglesia. Lo primero que le hicieron fue quitarle la sotana y pegarle a conciencia con un cinturón.
Al final le llevaron entre los árboles de Piane di Monchio, dejando un reguero de sangre por las heridas causadas. El niño lloró pidiendo que le perdonasen la vida, pero cuando recibió una patada como respuesta, comprendió que todo era inútil. Sólo rogó que le dejasen rezar antes de morir. Lo hizo por sus padres y por sus asesinos. Luego recibió dos tiros, uno en la cabeza y otro cerca del corazón, y le semienterraron. La sotana se la quedaron los asesinos como trofeo y la anudaron para convertirla en pelota de fútbol.
Beato Rolando Rivi. Sacerdotes como usted necesitamos.