
Gema fue una santa que experimentó visiones de ángeles y de Jesús
Ella describió una de estas visiones en su autobiografía:
«Hija mía,» Jesús dijo abrazándome, «me entrego enteramente a ti y serás enteramente mía.»
Veía claramente que Jesús se había llevado a mis padres y a veces esto me hacía sentir desanimada, porque me creía abandonada. Esa mañana me quejé a Jesús respecto a esto y él, siempre tan bueno y tierno, me dijo:
«Hija mía, yo siempre estaré contigo. Voy a ser tu padre y ella (indicando a nuestra Madre de los Dolores) será tu madre. Quien está en mis manos nunca puede carecer de ayuda paternal. Nunca te faltará nada a pesar de que te he quitado todo consuelo terrenal y apoyo. Ven, acércate a mí, tú eres mi hija. ¿No estás feliz de ser la hija de Jesús y de María?»
Los afectos abrumadores a los que Jesús dio lugar en mi corazón me impidieron responder.