
Tal y como cuenta Alfa y Omega el domingo por la mañana se inició la procesión con el Santísimo por los dos hospitales, y para preparar el ambiente se sacó la imagen de María Auxiliadora al hall principal. El Santísimo entró en las habitaciones de aquellos enfermos que así lo pidieron después de una consulta que se hizo días antes en las diferentes plantas. La consigna era entrar en las habitaciones que tenían la puerta abierta, dentro de las cuales estaban los enfermos que habían sido avisados y que querían recibir la visita. También pudieron recibir la bendición con el Santísimo los enfermos y profesionales de las UCI de ambos centros, unas zonas reconocibles por estar rodeadas de plásticos para frenar la expansión del coronavirus.
El delegado cuenta cómo fue la experiencia de los enfermos al encontrarse con que entraba el Señor en su habitación: «Muchos se emocionaron, no se lo podían creer, algunos lloraron, otros sonreían. Hay que tener en cuenta que muchos están pasando estos días aislados y solos. Alguno pensaba simplemente que iba a ir el capellán, pero entrar con el Santísimo se llevaron una gran sorpresa. Fue una inyección de fe muy fuerte para todos».
«Creo que todos han sido consolados –continúa el delegado de Pastoral de la Salud de Getafe–. Todos los enfermos han vivido una experiencia única dentro de su dolor y su sufrimiento, y eso les ha confortado muchísimo». Incluso en los controles de enfermería, algunas enfermeras y auxiliares se acercaron a preguntar: «¿Y a nosotras también nos podrían dar la bendición?».Arias también tuvo la oportunidad de entrar en la unidad de niños enfermos de cáncer, y allí «algunos padres nos dijeron: “No nos había pasado esto nunca. Que venga el Santísimo a nuestra habitación es increíble”».
Al finalizar la visita, uno de los responsables médicos preguntó a Francisco Javier por la experiencia de los enfermos, y reconoció: «Si los enfermos han recibido consuelo espiritual a través de su creencias, entonces hemos cumplido la misión».