
Que vaya por delante de estar de acuerdo en la igualdad entre el hombre y la mujer en derechos. Y, por supuesto, en perseguir y castigar a las personas que de verdad maltraten ya sean, hombres a mujeres o mujeres a hombres, sin distinción alguna.
El problema es que ley llamada de violencia de género, parece ser que está provocando, entre otras cosas, una gran cantidad de denuncias falsas, y también que el hombre se está viendo atacado sin poderse en muchos casos apenas defender de estas denuncias. ¿Es acaso una especie de persecución al varón?.
Parece ser que esta ley está también hecha en realidad para financiar a las asociaciones de feministas radicales. Y a estas asociaciones de feministas radicales, ¿quien las crea y las financia en realidad?. Sólo hay que ver sus símbolos y sus gestos, en muchos casos obscenos (satánicos), que hacen en los eventos que organizan para saberlo, la masonería, herramienta de control de la sociedad por parte de la criptocracia luciferina, y es a través de los gobiernos de los Estados como a su vez controlan y financian esos terribles movimientos.
He leído, que invierten grandes sumas de dinero en este tipo de asociaciones. ¿Y que se proponen?, para mi está claro, la destrucción de cualquier tipo de sociedad organizada, y, sobre todo, la asentada en los sanos principios cristianos.
Ya lo dije en su día, simplemente se busca la gresca entre hombre y mujer para conseguir la destrucción de la familia, núcleo y epicentro de una sociedad y esta de un Estado. Además, al atacar la familia, siendo como es un escudo protector para el individuo frente al Estado, quieren provocar con ello el individualismo y el aislamiento del ser humano, haciéndole más vulnerable y presa fácil para el Estado »masónico» liberal. También se está atacando a la familia, porque la educación de una persona comienza en realidad desde casa.
El objetivo como digo, es destruir la familia, con la aberrante idea de crear con el tiempo sociedades inmorales e informes de esclavos al servicio del anticristo. Ese es la idea principal de toda estos ataques y persecuciones infernales que estamos sufriendo.
La familia cristiana, deberá ser reconstruida y ante todo potenciada, por medio de la educación, comenzando desde las casas y las escuelas, a la vez, ya que como digo la están destruyendo desde hace tiempo a martillazos.
No se puede, ni se debe, alejar a la sociedad, como se está haciendo intencionadamente desde hace décadas, de los buenos principios morales cristianos. Sin esos pilares la sociedad degenerará rápidamente y se derrumbará tarde o temprano, pues una sociedad asentada sólo en un materialismo grotesco, no dura mucho tiempo.
Aunque esa es la idea para algunos, así pueden crear después su infierno en la Tierra.
La exigencia del combate familiar.
Vivimos un momento crucial en la historia de la humanidad: el último episodio de la dominación satánica del mundo. No caben las componendas ni pusilánimes reacciones. La lucha es total, sin cuartel. La confrontación es inevitable, a sabiendas que el precio será la persecución o el mismo martirio.
La familia natural es el principal muro de contención frente a los continuos asaltos del enemigo. Es por ello que el ataque contra esta sagrada institución es a tumba abierta.
El gran objetivo es eliminar el matrimonio y la familia tanto en el plano natural (como etapa existencial nueva y como célula primera y vital de la sociedad,) como en el plano sobrenatural, (“como misterio nupcial en el cual emerge la Iglesia doméstica”.)
Ruptura del orden natural.
Constata Juan Pablo II que vivimos un “momento histórico en que la familia es objeto de muchas fuerzas que tratan de destruirla o deformarla”. Y continúa aseverado:
«En nuestros días, ciertos programas sostenidos por medios muy potentes parecen orientarse por desgracia a la disgregación de las familias. A veces con todos los medios, se intenta presentar como `regulares´ y atractivas –con apariencias exteriores seductoras- situaciones que en realidad son irregulares. Se oscurece la conciencia moral, se deforma lo que es verdadero, bueno y bello, y la libertad es suplantada por una verdadera y propia esclavitud.»
La situación de crisis y terrible guerra declarada que la familia soporta
La familia se encuentra también hoy y de modo muy especial, `en el centro de la gran lucha entre el bien y el mal´, que en la época contemporánea registra con estruendo creciente, a partir sobre todo de las últimas décadas del pasado siglo. Fuerzas muy poderosas, coaligadas con arreglo a programas concordados, luchan dura y arteramente para descomponer la institución familiar. Es toda una conjura contra la vida la que está alimentando logísticamente y estratégicamente la guerra contra la familia.»
Nos instruye la CONSTITUCIÓN GAUDES EST SPES que:
Nunca debemos olvidar que LA LUCHA TERRENA QUE SOSTENEMOS ES ESPIRITUAL, no distinta del enfrentamiento de las fuerzas espirituales, los poderes de la luz y de las tinieblas, en combate mortal. El combate terreno que damos es esencialmente el mismo que en ese mismo momento se libra en el cielo: Dios contra Satanás. La misma lucha que libramos aquí se libra en el cielo. Los agentes de Satanás edifican continuamente bajo su dirección para implantar su autoridad y para cimentar su reino contrario al gobierno de Dios. Pero esta lucha terrena tiene continuidad en un combate aun mayor, de la cual el flujo y el reflujo de los sucesos terrenales es tan sólo un reflejo. Si pudiésemos descorrer el velo que separa al cielo de la tierra veríamos una auténtica lucha entablada entre las fuerzas del bien y las del mal. La lucha contra las fuerzas ocultas del mal no es humana, es entre Cristo y Satanás.
En el combate que afronta la familia y cada uno de sus miembros por vivir en gracia de Dios, no se encuentran solos
LOS REMEDIOS SON SOBRENATURALES acordes con la lucha planteada “porque no tenemos que luchar tan sólo contra la carne y la sangre, sino también contra los principados y las potestades, contra los gobernadores de estas tinieblas del mundo, contra los espíritus de maldad que andan por los aires”
Las armas de la familia, las de siempre. Escribe Juan Pablo II :
LA ORACIÓN refuerza la solidez y la cohesión espiritual de la familia, ayudando a que ella participe de la `fuerza´ de Dios”.
La oración no es opcional, es un deber necesario para la plena realización de esa familia (Juan Pablo II) .
EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA es dentro de la familia cristiana otro encuentro con el amor de Cristo que “reconstruye y perfecciona la alianza conyugal y la comunión familiar” (Juan Pablo II) .
El SACRIFICIO EUCARÍSTICO es la fuente misma del matrimonio cristiano (Juan Pablo II) Ahondando en esta exigencia de ceñirse la armadura de Dios
Juan Pablo II recomienda explícitamente:
Las oraciones de la mañana y de la noche, la lectura y meditación de la Palabra de Dios, la devoción y consagración al Corazón de Jesús, las varias formas de culto a la Virgen Santísima, la bendición de la mesa, las expresiones de la religiosidad popular [y] el rezo del santo Rosario como una de las más excelentes y eficaces oraciones comunes que la familia cristiana está invitada a rezar.
Dómine, refúgium factus es nobis, a generatióne et progenie. Priúsquam montes fíerent, aut formarétur terra et orbis: a saeculo, et usque in