La abducción que tiene una buena parte de la población con el tema de los impuestos nos parece surrealista e incluso nos parece que demuestra la gran ignorancia que tiene el abducido. Un país en el que los inspectores de Hacienda cobran bonus por “buscar fraudes” nos parece que va muy mal encaminado porque se está gratificando a alguien por hacer su trabajo y aún peor, esa gratificación puede provocar que se exceda en sus funciones. Y hay muchas pruebas a las que nos podríamos remitir porque la persecución impositiva se está utilizando, en muchas ocasiones, para perseguir disidencia o críticas políticas.
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Y pareciéndonos todo esto grave, nos parece que es de estúpidos sin solución aquellos que se dedican a criticar a profesionales con grandes ingresos que tienen que irse al extranjero para que no les saqueen el dinero que ganan con su esfuerzo, mientras callan, jalean, defienden e incluso justifican la corrupción política porque el chorizo corrupto que ha metido la mano es del partido por el que más simpatías tiene. Hay que ser muy tonto para hacer eso.
Pero después están los que sencillamente se dejan llevar. Los que hacen más caso del periodista de turno, el Javier Ruiz que corresponda, y defienden todo lo que diga aunque sea injusto y dicho, además, por un personaje que vive de medios de comunicación convenientemente regados con dinero público.
Que en un país como España, absolutamente desangrado por la corrupción y los políticos chorizos, haya gente que critique a quien, harto de que le saqueen, simplemente se va, demuestra que tiene una sociedad que, simplemente, ni piensa, ni razona.
Por eso, cuantos más gente vea este vídeo de Gay de Líebana más posibilidades habrá de que las cosas puedan empezar a cambiar, aunque sea poco a poco. Porque esto es lo que tenemos en España, sin más, y quien no se entere, o es que es demasiado tonto, o no se quiere enterar.
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