
Hoy felicitamos a todas las Franciscas, sólo en España más de 200.000, que celebran su santo en honor de Santa Francisca Romana, aunque este nombre se presta a otras celebraciones como el día de San Francisco. Según el santoral católico, hoy también es el día de San Paciano, San Vital de Castronovo, Santa Catalina de Bolonia y San Bruno, obispo, y compañeros mártires, por lo que también felicitamos a todos aquellos que celebren el santo en su honor.
Nació en Roma, hija de padres nobles y ricos, Paolo Bussa y Iacobella dei Roffredeschi, en el barrio romano Parione, que era nuevo y de moda. Se bautizó en la vecina Basílica de Sant’Agnese in Agone (Agonía de Santa Inés), ubicada en la famosa Piazza Navona. A los doce años de edad decidió ser monja, pero sus padres la casaron con Lorenzo Ponziano (o de Ponziani), comandante de las tropas papales en Roma.
Fue un matrimonio bastante feliz. Lorenzo admiraba a su esposa y a su hermana Vannozza, quienes rezaban y visitaban a los pobres y enfermos, inspirando a otras mujeres a hacer lo mismo. También, debido a su puesto militar, no estaba en casa mucho. Francisca se hizo famosa con el apodo de la Cecoiella (cegatona). Después de algunos años casados, con el acuerdo de su esposo, y ya siendo madre de tres hijos varones, Francisca empezó a vivir en castidad.
Francisca y Lorenzo perdieron a dos de sus hijos por la plaga de la peste negra. Este sufrimiento los sensibilizó a las necesidades de los pobres. En esa época, Roma se hallaba en un estado deplorable hasta el punto de que se veían lobos andando por las calles. Lorenzo servía al Papa romano en sus guerras contra los varios pretendientes al papado en el Cisma de Occidente. Durante una ausencia debida a su exilio en el Estado Ponziano, muchas de las propiedades de Lorenzo fueron arruinadas. Fue herido gravemente por las fuerzas napolitanas mientras ocupaban Roma a principios del siglo XV, y Francisca lo cuidó hasta su muerte en el año 1436, después de cuarentas años de matrimonio.