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Hoy queremos felicitar a todos los Juanes, sólo en España más de 340.000, que celebran su santo en honor a San Juan de Avila. Según el santoral católico hoy también es el día de otros santos que reproducimos en la siguiente imagen extraída de su web, por lo que felicitamos a todos aquellos que celebran el santo en su honor.

San Juan de Ávila (Almodóvar del Campo, Ciudad Real, 6 de enero de 1500-Montilla, 10 de mayo de 1569) fue un sacerdote y escritor ascético español.
Es, desde 1946, santo patrón del clero secular español. Tras haberlo anunciado en Madrid el 20 de agosto de 2011, Benedicto XVI lo proclamó doctor de la Iglesia el 7 de octubre de 2012, junto con la mística alemana Hildegarda de Bingen, con ocasión de la apertura de la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los obispos dedicado al tema de la nueva evangelización del Concilio Vaticano II.3 Es el cuarto santo español en alcanzar ese título.Cueva de la casa natal de san Juan de Ávila, donde el santo se retiraba a orar.San Juan de Ávila (1746), del pintor francés Pierre Subleyras.Tumba del Santo en la Basílica de la Encarnación de Montilla.Relicario con restos del santo en su casa natal. Fue creado en 2012 en el oratorio construido con ocasión del nombramiento de san Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia. Inaugurado el 5 de enero de 2012, está situado anexo a la Cueva de las penitencias.Logotipo del Año Jubilar proclamado por Benedicto XVI en Almodóvar del Campo entre el 5 de enero de 2013 y el 6 de enero de 2014.Capilla de San Juan de Ávila, Mezquita-catedral de Córdoba
En medio de la efervescencia resultante del Renacimiento, Juan de Ávila vivió en contacto con la mayor parte de grandes figuras religiosas católicas de su tiempo: Ignacio de Loyola, Luis de Granada, Juan de Dios, Juan de Ribera, Teresa de Ávila, Tomás de Villanueva y Pedro de Alcántara. De una influencia notable, sus palabras fueron fuente de inspiración para muchos escritores sacerdotales coetáneos y posteriores: Antonio de Molina, Luis de la Palma, Luis de la Puente, Carlos Borromeo, Bartolomé de los Mártires, Diego de Estella, Pierre de Bérulle, Alonso Rodríguez, Francisco de Sales, Alfonso María de Ligorio, Antonio María Claret, entre otros.
Sus padres fueron Alfonso de Ávila, de ascendencia judía, y Catalina Xixón o Gijón, hidalga y posiblemente emparentada con otro gran ascético nacido en Almodóvar del Campo, Juan Bautista de la Concepción, aunque hubo quien creyó que Juan de Ávila había nacido en Molina de Aragón. El padre poseía unas minas de plata en Sierra Morena, por lo que en sus primeros años se crio sin estrecheces económicas. Empezó a estudiar leyes en Salamanca (1514), pero lo dejó a los cuatro años, empujado por su devoción, como afirma su biógrafo Muñoz, y según otros, porque se implantó el estatuto de limpieza de sangre como requisito necesario para estudiar en la Universidad; (pero esto último es imposible, ya que en la Universidad de Salamanca —y en las de Valladolid y Toledo— se implantó el estatuto de limpieza de sangre por orden del Consejo de la Inquisición de 20 de noviembre de 1522, es decir, cuatro años después de que abandonase la universidad primeramente citada;). En consecuencia, se retiró a su Almodóvar natal, donde hizo vida de dura penitencia.
Aconsejado por un franciscano, marchó en 1520 a estudiar Artes y Teología a Alcalá de Henares (1520–1526). Allí fue alumno de Domingo de Soto y trabó amistad con Pedro Guerrero, futuro arzobispo de Granada; también trató a Francisco de Osuna y, tal vez, al mismísimo San Ignacio de Loyola. Durante estos estudios fallecieron sus padres y, al ordenarse sacerdote en 1526, celebró en memoria suya su primera misa en Almodóvar del Campo, vendió todos los bienes que le habían legado y repartió el dinero a los pobres, para después dedicarse enteramente a la evangelización, empezando por su mismo pueblo. Un año más tarde se ofreció como misionero al nuevo obispo de Tlaxcala (Nueva España, actual México), Julián Garcés, que habría de marchar para América en 1527 desde el puerto de Sevilla; con tal propósito se trasladó allí con su compañero de estudios en Alcalá, Fernando de Contreras, quien habló de su proyecto con el arzobispo de Sevilla, Alonso Manrique; este ordenó a Juan de Ávila que abandonara esa idea y evangelizase Andalucía, labor a la que desde entonces se consagró de pleno y por la que será llamado “Apóstol de Andalucía”.